En 1862 Dry Bar hay que ponerse clásico, con estilo… y hay que hacerlo con cocktails. Estas bebidas todavía no dominan del todo la oferta malasañera pero ya van de camino, por lo menos entre aquellos que pasan de cubatas y gin tonics y exigen excelencia en cada trago. Con este público, es cuando estas centenarias recetas aprovechan para sacar las garras y demostrar que siguen siendo los reyes de la noche. Un buen cocktail se bebe con tiempo, con paciencia, se acompaña con buena conversación y no esconde su nivel alcohólico. Sabe a alcohol porque es alcohol. No hay nada malo en eso y en 1862 Dry Bar lo recalcan.
Su fundador es Alberto Martínez, un ingeniero que con la crisis se volcó a vender y trabajar con ginebras y vodkas. De forma autodidacta se entrenó a sí mismo con la ayuda de internet. Pero, como la práctica es la que hace al maestro, se tomó su tiempo en Del Diego, una de sus coctelerías de cabecera, para ver, aprender y por supuesto probar. Cuando por fin perfeccionó su arte, abrió el «Dry Bar». El local tiene unos enormes ventanales que se divisan andando por la calle Pez engañan al viandante sin desvelarle mucha información de lo que se esconde dentro: un bar de estilo palaciego decorado por el grande de Zbigniew, culpable de esas preciosas lámparas colgantes que armonizan con la enorme barra, mesas altas y un sótano en el que tomarse una copa puede resultar algo romántico, sexy, glamouroso y un tanto perverso. El nombre del bar lo escogió en honor de año en que se construyó el edificio en el que se encuentra el local, el mismo año en el que el barman Jerry “The Professor” Thomas publicó el primer libro de recetas de cocktails en Estados Unidos.
Sirven cocktails clásicos como el Old Fashioned, Dry Martini, Pisco Sour o el Gimlet y sin parafernalia que se salga de los esquemas ya establecidos. Según él, las recetas que han funcionado desde hace 150 años lo siguen haciendo hoy en día y parece ser que no se equivoca. Le gusta ofrecer cocktails de copa pequeña y muy alcohólicos y su obsesión es que los clientes lean la carta para que se salgan de las modas y descubran nuevos sabores. Para que esto pase, se rehúsa a servir mojitos, caipiriñas o piñas coladas y se dedica a los Adonis, Negronis y Tom Collins. Al cliente curioso y con tacto, a la hora de beber, se le otorga la carta secreta, aquella que ofrece cocktails especiales de “media noche”, otros hechos con champagne, algunos perfectos para después de una buena cena o un “nightcap” para entrar con facilidad a un sueño relajante al llegar a casa.
Dirección: Calle Pez, 27
Horario: De lunes a domingo de 15:30 a 2h
Precio medio: a partir de 8€
Teléfono: 609 53 11 51
Texto: Paula Móvil
Fotos: Marcos Ortiz