Desde 2006, un pequeño bar situado en una esquina del casco antiguo de San Sebastián, se ha propuesto el reto de evolucionar al máximo con los pinchos. Cuando entras en el bar A Fuego Negro, lo primero que ves es una falta de rebanadas de pan cargadas de mayonesa-con-algo, lo único que ves es una tortilla amarilla y jugosa, y botes de encurtidos de zanahorias, aceitunas y demás, que cubren el mármol de la barra. La pared, es una pizarra que muestra el menú de pinchos, platos para picar (pikoteos), ensaladas y postres, escritos en una juguetona mezcla de español, euskera e inglés.
La cocina de A Fuego Negro es de espíritu inquieto, algo que queda reflejado en su carta que siempre va cambiando. Bajo la dirección de Edorta Lamo y su hermana Amaia García de Albizu, el bar recibe casi tantos premios como turistas extranjeros, que hacen cola para pedir los pinchos más vanguardistas. Es una parada obligatoria si vas por el casco antiguo de San Sebastián, probar no solo los platos fijos de la carta, como las aceitunas gordales rellenas de gelatina de vermú, sino también los platos nuevos que van introduciendo y quitando de la carta según temporada, como «el pajarito frito», un pollo frito en versión mini, o el «txangurro», que aparece en la carta de todos los restaurantes de la ciudad, pero que aquí se sirve como un cremoso helado.
Su inspiración viene de la nostalgia: carne de kobe jugosa puesta entre bollos de mini-hamburguesas con sabor a ketchup, servidos en una bandeja pequeñita de bambú, recuerdan a las típicas ferias de ciudad y a los míticos bares de carretera. O también se puede probar uno de sus ‘kits’: platos para picar ingeniosamente presentados que suelen ser más ‘sencillos’, como el excelente kit de bonito, un plato de atún blanco, servido con guindillas y cebolla morada.
El deseo constante de seguir evolucionando y con unas raíces bien arraigadas en la cultura autóctona hacen que A Fuego Negro, no se haya convertido en una parada más de pinchos para gente extranjera. No se conforman con un buen «marianito» sino que embotellan su propio vermú, The Beltza, que significa «negro» en euskera. No tienen suficiente con hacer pinchos originales todos los días, sino que también cuentan con una gama de libros de cocina inspirados en cómics y dj de discotecas. Su Taska Kultur Klub hace conciertos, firmas de autores de libros y experiencias audiovisuales en el bar, manteniendo una rotación fascinante de gente y cultura, junto con buena comida.
Calle 31 de Agosto, 31, 20003, Donostia, Guipuzkoa
Teléfono: 650 13 53 73
Horario: de lunes a domingo de 10:00 a 00:00
Texto: Marti Buckley Kilpatrick
Fotos: Penélope Cerezo