Puede que para la mayoría de los mortales ya se hayan acabado las vacaciones, pero las altas temperaturas que no nos dejan descanso este septiembre vienen a decirnos que aún tenemos verano para rato. Por eso, entre jornada y jornada laboral, después de recoger a los niños del colegio, o a la salida de ese gimnasio en el que nos hemos apuntado como nuevo propósito post-estival, creemos que la mejor forma de darnos un respiro e introducir pequeños momentos de bienestar en nuestra rutina es acercarse a la heladería más cercana y ser más rápido que el calor en acabarte el sabor que lleva siendo tu preferido desde niño. Ya lo decía Groucho Marx, que la felicidad está en las pequeñas cosas, como por ejemplo en una tarrina doble de chocolate y frutos del bosque. Hoy te proponemos algunos de nuestros lugares preferidos para disfrutar de este manjar a baja temperatura.
Polos artesanos Lolo Polos (Madrid)
Como decía la madre de Azmina y Asrafa, “la felicidad está en las pequeñas cosas”, y como buenas hijas decidieron que su felicidad estaba detrás de polos helados. Dejaron sus trabajos y se pusieron manos a la obra con los Lolos, el nombre que le han dado a sus deliciosos polos. Trabajan con frutas exóticas y de temporada creando mezclas poco comunes pero muy acertadas. Cocos, paraguayos, melocotones, té verde, jazmín o agua de rosas son algunos de los ingredientes que encontrarás en sus productos.
Foto: Elena R. Feijoo
Heladería La Romana (Madrid)
Lleva desde 2013 en Madrid situada en el Paseo de la Habana, 27 y en abril de este año se aventuró a abrir en plena calle San Bernardo, pero su origen data a 1947 en el centro histórico de Rimini. Los sabores que más venden son los de frutos secos (avellana, pistacho, almendra), la galleta de la abuela, sus diferentes variedades de chocolates (hay una que es puro y absoluto frosting hecho helado) y las frutas clásicas. Se suelen acabar a diario y ellos no tienen ningún problema en elaborar más al momento para volver a reponer alguna de sus más de sesenta variedades de helado.
Foto: Antonio Miranda
DelaCrem (Barcelona)
A Massimo le llamaron loco por querer producir cada sabor con una receta por separado. La forma habitual de preparar el helado consiste en añadir sabores a una base fija de leche, nata y azúcar, y obtener así diferentes preparaciones en base a los diferentes sabores añadidos. En DelaCrem cada helado se hace desde el inicio por separado, con su propia receta. Y teniendo en cuenta la reducida dimensión de su obrador -en el sótano de la heladería- y el tamaño de la maquinaria italiana que utilizan, es sorprendente que puedan operar de esa manera.
Foto: Magdalena Puigserver
Mistura (Madrid)
Nos encontramos ante una heladería-cafetería que hace de límite entre la calle Fuencarral y Malasaña, calles desde donde se puede divisar la cola de golosos que necesitan meter azúcar en vena todos los fines de semana. Pero azúcar de la buena, de esa que sale de cremosos y sabrosos helados hechos de forma artesanal en las que se parte desde cero y trabajando la fase de pasteurización, maduración y mantecación en una máquina distinta para cada proceso, respetando sus tiempos y realización.
Foto: Diego Díez
Glace (México)
Aquí cada sabor tiene algo muy particular y te sumerge en un mundo único. El de lavanda con miel da la sensación de estar comiendo sus flores, el de jengibre es sutil y sobrio y el de cardamomo es dulce y elegante a la vez. Los sabores salados son la nueva tendencia. A saber, el de brie con un toque de mermelada o el de sal de mar, ambos exquisitos. Para los amantes de los helados de fruta, el sorbete de naranja con albahaca es especialmente refrescante.
Foto: Guénola Bally
Berthillon (París)
La heladería Berthillon fue fundada en 1961 por Raymond Berthillon quien, anteriormente trabajó en la panadería familiar de sus padres hasta que se mudó a la capital francesa y tras varios trabajos concibió este templo del helado en la Île Saint-Louis. Precisamente en esta pequeña isla, no hace falta caminar demasiado para ver todos los restaurantes y tiendas que venden sabores de Berthillon. En épocas de calor, la cola suele dar la vuelta a la manzana, pero la espera es bien merecida, pues después podrás disfrutar de esta maravilla dulce.
Foto: Icíar J. Carrasco