Cuando era pequeña suplicaba porque la llevaran a comer fuera. Y cómo no, se han convertido en toda una (envidiable) experta gastrónoma. Hija del presidente de la Real Academia Española de la Gastronomía, Rafael Ansón, Alejandra nos recibe en Gran Clavel, uno de sus últimos proyectos al frente de Ansón y Bonet.
Quiso ser bióloga con tan solo 10 años, sin embargo, le bastó uno para darse cuenta de que lo de vivir dentro de un laboratorio rodeada de placas de petri, probetas y tubos de ensayo no era exactamente lo suyo. “Me apasionaba ese mundo pero no me gustaba el trabajo. Creo que para eso tienes que tener una cualidades que yo no tenía, por lo menos en ese momento. Yo soy muy relaciones públicas, un culo inquieto y necesito moverme. Y la vida en un laboratorio es difícil”, explica Alejandra Ansón. Así que lo dejó y decidió montar Elite Gourmet, una asociación cultural para promover el producto español. Cinco años más tarde, y compaginando su empresa con el trabajo de freelance en una consultora, entró a formar parte del equipo de The Table By, un proyecto creado por Better, una agencia que se dedicaba a montar, generalmente, tiendas en formato pop-up. “Cuando decidieron empezar con los restaurantes pop-up me llamaron para hacer el comisariado de los locales que traíamos de distintas partes de España para estar un mes en Madrid”, comenta. Y fue ahí donde conoció a Miguel Bonet, uno de los socios. Dos años después de trabajar mano a mano con él y algún que otro proyecto en conjunto relacionado con el mundo de la consultoría decidieron unir fuerzas, ingenio y buen gusto en lo que hoy conocemos como Ansón y Bonet, una asesoría gastronómica en la que demuestran su mente creativa dando vida a restaurantes.
¿Te suena Media Ración o la vermutería y casa de comidas Gran Clavel? Pues es obra suya y de Miguel. “Trabajamos principalmente con hoteles que ya tienen locales pero no tan claro el concepto. Pero también, ayudamos a aterrizar restaurantes fuera de Madrid de gente que quiere mudarse al centro. Les buscamos la mejor zona, local, proveedores… Es decir, les hacemos la vida más fácil”, asegura. Uno de los proyectos que están a puntito de inaugurar es Adorado, un restaurante tipo café muy divertido traído desde Buenos Aires donde cualquier amante de los desayunos y brunch podrá saborear tostadas, granola, cafés y zumos siempre que lo desee. Pero para eso habrá que esperar a finales mayo (o principios de junio) para poder verlo, olerlo y saborearlo.
A pesar de ser consciente de la infinidad de aperturas que actualmente vive Madrid, Alejandra es de las que opina que este “infinito” boom era necesario. “Hace 10 años no había prácticamente nada. Tenías las cuatro pinceladas de alta cocina, que siempre han sido muy pocas, las casas de cocina tradicionales como Landó o Casa Lucio y los grandes restaurantes como Zalacaín o Horcher. Pero no había nada medianamente moderno o aceptable. Y en una cultura en la que se sale todos los días y en la que el turismo está aumentando tanto, es lo que tiene que ser”, explica. Además, Asón es de las que cree que en una ciudad como esta, lo que importa es el ambiente. “La gente lo que quiere es pasárselo bien, y si a eso le añades buena comida siempre tienes un plus extra. Nosotros lo que intentamos conseguir es que, además de un sitio divertido y enfocado a un determinado público, se coma bien, rico, auténtico y sin engañar”. Cuando le preguntamos por el futuro de la gastronomía piensa en la variedad. “Las modas no las vas a poder evitar pero en cuanto al resto, veremos un poco de todo”. O lo que es lo mismo, vuelta a la autenticidad. “En España somos revolucionarios gracias a la técnica, y ahora se está volviendo al sabor tradicional sin renunciar a la técnica, lo que pasa es que la técnica ya no se ve. Yo siempre digo que a los cocineros se les debería agradecer mucho más el esfuerzo que hacen por recuperar productos y por seguir trabajando mano a mano con ese km 0, por ejemplo. Eso es cultura, pura y dura”.
¿Un restaurante que nos recomiendes?
La barra de Media Ración. Me siento cómoda y muy contenta con lo que hemos conseguido. Es un espacio muy cómodo, donde se come rico y donde, sorprendentemente, casi todos sus clientes se conocen. Es perfecto para tomarte una copa y picar algo o para comer algo más pausado. Pero mi favorito, el que es “MI” restaurante es Etxebarri. Producto excepcional, buen servicio y disfrute máximo.
¿Y un plato?
El gazpacho. Mi gran ilusión es que llegue finales de mayo para tomarte uno. Me parece el mejor invento de la historia.
¿Podrías elegir un producto fetiche?
Una cesta para cocer al vapor, imprescindible en casa.
¿Y un trago?
Tintos gallegos. Me gusta mucho ese tinto Atlántico, ese vino un poco fresco. O sino un buen Borgoña, blanco o tinto.
Si nos invitaras a cenar a tu casa, ¿qué nos cocinarías?
Nada (ríe). Salgo tanto que en casa no cocino nada. No cocino mal, ojo. Si me pongo algo apaño, pero soy muy de ‘aperitivear’. Soy la reina de las latas. Busco la mejor lata de anchoas, también el mejor jamón, espárragos… Busco mucho el buen producto. Y también soy muy dada a la salsa de yogur con cualquier cosa.
A la hora de salir a cenar con amigos, ¿cómo te gusta ir vestido?
La verdad es que soy muy básica y me gusta ir cómoda y con colores neutros como el negro o el blanco. Nunca me verás con un vestido demasiado apretado en el que no me pueda mover. Soy de pantalones, ya sea un vaquero básico o un pantalón más arreglado. Y partes de arriba pues lo mismo, una camisa blanca o un body negro como el que llevo son opciones muy recurridas en mi día a día.
Alejandra lleva body negro con escote cruzado de Easy Wear, pantalones con lunares de Green Coast y sandalias de tacón con cierre de hebilla de Fórmula Joven.
Texto: Ana María Clemente
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz