La combinación de dos rebanadas de pan con -por lo menos- otro ingrediente en medio, debe ser uno de los alimentos más socorridos de la historia. Desde que los egipcios descubrieron las maravillas de la fermentación de la harina combinada con el agua, han transcurrido ya suficientes años como para hacer del pan, de un simple producto con el alimentarse, algo con lo que también disfrutar comiendo.
Probablemente los primeros bocadillos que recordemos sean los del patio del colegio envueltos en papel de plata, pero a medida que vas creciendo, ese recuerdo nostálgico del bocata se va transformando en mera comida de subsistencia, tanto si estudias como si trabajas. Así que tal vez ya sea momento de empezar a tratar al bocadillo con respeto. Esto empieza con el trabajo de hornos que siguen apostando por la masa madre y continúa con establecimientos como Argot que han hecho del bocadillo de calidad su oferta principal.
Este local de Sant Antoni hace algo a priori tan sencillo como combinar buen pan con buenos productos. Y es que un buen bocadillo es algo que equivale perfectamente a una comida completa y no a un triste almuerzo. Los socios de Argot, Raúl y Pablo, vieron clara su propuesta gastronómica y, para ello, el año pasado transformaron un antiguo locutorio en “un espacio hecho a nuestra manera, a nuestro rollo, en nuestro argot”, como explica Pablo sobre el local, espacio decorado por ellos mismos en este luminoso chaflán.
Es difícil no echar un ojo a la pequeña cocina vista de Argot, porque ahí es donde se crea la magia entre dos rebanadas de pan -pan que les abastece Concept Pa y Panes Creativos-. De la cocina salen bocatas como el de rabo de toro al vino tinto y chocolate negro, pero también bocadillos vegetales, como el de pan de coca de vidre con calabacín a la brasa, tomate, cebolleta, queso de cabra, rúcula y tapenade. El bocata de calamares de Argot no es ni de lejos parecido al que uno se come en cada visita a Madrid, pero es que ni falta que le hace. El pan de este bocadillo es mollete, y los calamares no están rebozados sino cocinados a baja temperatura, con un toque asiático gracias a una mayonesa de wasabi y a unas algas wakame marinadas en salsa de soja y aceite de sésamo. ¿Has probado alguna vez un bocata de sardina ahumada? Pues aquí te lo hacen en una crujiente baguette, con aguacate, cebolla braseada, tomate, canónigos y una sorprendente mayonesa de naranja, y el resultado no puede ser otro que esperar el momento de volver a pedirlo. Y así hasta 14 tipos diferentes de combinaciones. Si quieres acompañar los bocadillos con algo más, disponen de tres tipos de ensaladas, tapas variadas -hummus, ensaladilla, gildas, etc.- y postres, además de zumos prensados en frío, vino y cervezas artesanas. Los domingos además, tienen la “peligrosa” oferta de 2×1 en vermut.
Este local está abierto a todo y a todos. Ya han empezado a programar sesiones de música electrónica un domingo de cada mes, y tienen en mente organizar exposiciones periódicamente. En una zona en continuo movimiento como esta, Argot no podría ser menos, y es que como nos dice Pablo, “este barrio tiene mucho rock and roll”.
Carrer de Tamarit 104, 08015 Barcelona
Horario: miércoles 19:00 – 23:30, jueves a sábado 13:00 – 16:00 y 19:00 – 23:30, domingo 12:00 – 16:00
Teléfono: 933 606 128
Menú mediodía: bocata de la semana, bebida y café, 6’95€
Texto: Gemma García
Fotos: Laia Sáez