Abrir y cerrar. Cerrar y abrir. Esta semana Cataluña amanece con una nueva restricción que afecta a bares y restaurantes de toda la comunidad. Adiós a las cenas. Mientras, desayunos y comidas siguen luchando para mantenerse en pie. Una lucha que no va de vencedores o perdedores, ya que el único ganador indiscutible de esta pandemia es el desgaste económico, social y sanitario.
Pasear por las calles de Barcelona se convierte en algo extraño para los barceloneses. Todos ellos felizmente acostumbrados al bullicio de la capital, a las largas colas para conseguir mesa en cualquier terraza, a las cervezas mientras esperan su turno o a las comidas que se alargan y acaban en cenas… Ahora es un paseo mucho más tranquilo y triste a la vez. Ya no existen las colas ni la posibilidad de alargar con otra copa más. Ahora la cena tiene que ser en casa. En formato delivery o take away. Una alternativa que, aunque nos sabe a poco, nos permite seguir disfrutando de nuestro restaurante favorito desde el sofá.
Pero no todos los bares y restaurantes pueden participar en esta partida de comida a domicilio, ya sea por razones de logística, de presupuesto o de personal. Así que, una gran mayoría de locales, quedan fuera de este juego. Un frenético juego a contrarreloj de riders y pedidos que viajan sobre ruedas.
En este contexto, la restauración se mantiene haciendo equilibrios para resistir a este brutal hachazo para el sector. Según el Gremio de Restauración de Barcelona, de los 1.350 bares y restaurantes que había en la ciudad antes de la Covid 19, el 15% ya no existen. Y de los que han sobrevivido, el 40% tiene sobre la mesa la posibilidad de bajar definitivamente la persiana. Delante de este panorama desconsolador, queremos rendir nuestro pequeño homenaje a todos los bares y restaurantes que ya no están, y a todos aquellos que todavía nos acompañan y siguen luchando contra viento y marea. ¡Unos valientes!
Siguen luchando mientras se reinventan y se adaptan a las medidas impuestas para frenar el Covid 19. Dos metros de distancia entre mesas, reducciones de aforo y limitaciones horarias que van variando demasiado a menudo. Según los últimos datos de afiliación a la Seguridad Social, un total de 148.510 trabajadores se dedican a la hostelería en Cataluña. Y, aunque todos ellos ya sufrieron un parón sin precedentes en marzo, estamos ya en diciembre y la mayoría no han notado ningún síntoma de recuperación.
Además, según Barcelona Oberta, el 60% de los clientes habituales de bares y restaurantes no son residentes. Así que, el sector tiene que sobrevivir con el 40% restante y con unas medidas extraordinarias. Una situación que coloca al sector de la restauración al borde del precipicio y con escasas posibilidades de sobrevivir. Un panorama nefasto que, ni con la mejor dosis de positivismo, parece fácil vislumbrar la luz al final del túnel.
Aunque, como la esperanza es lo último que se pierde, para el próximo 2021 queremos pedir un deseo. Soñamos con un 2021 en el que recuperemos la salud y vencemos al virus para poderlo celebrar brindando desde la mesa de cualquier bar. ¡Resistid restauradores! Porque las ganas de comer bien, brindar con los nuestros y pasar momentos increíbles alrededor de una mesa, no las hemos perdido.