<<Las páginas web de críticas gastronómicas están repletas de comentarios al estilo de… “Local con hermosas vistas y pésima relación calidad precio” pero este no podía ser para nada nuestro caso>> nos confiesa Enrique Valentí. Un logro que claramente han alcanzado, porque en las dos plantas que actualmente ocupan en la cúpula de la torre Colón, las vistas son un regalo que se ofrece a sus clientes y por el que no se paga a cambio un precio extra.
En la planta número 24 encontramos Marea Alta, un espacio dedicado al ejercicio gastronómico en torno al mar y ahora en la planta número 23 ha nacido Baroz, que como su nombre lo indica es un Bar donde se sirven arroces. La aclaración puede parecer poco necesaria pero no lo es, porque el detalle está en que la informalidad de este bar sirve como perfecto contrapunto a la elegancia y sobriedad de Marea Alta. “A un bar nunca se sabe a qué se viene, puede ser a una cerveza, un vermut con tapas al mediodía, por la tarde, aquí todo puede pasar” nos explica Enrique. Acompaña esta idea su cocina non stop abierta desde el mediodía hasta la noche.
Subir hasta la cúpula de este edificio quizás no es para todo el mundo, pero más de uno lo haría y sin duda lo repetiría, porque las vistas que se obtienen de su terraza 360º lo ameritan y su interior tampoco defrauda. Inspirado en los chiringuitos de la Barceloneta preolímpica, Baroz construye esta idea de manera tan completa y circular como su barra y su terraza. Con un interior colorido, informal, donde predominan las mesas y sillas altas, acompañado de la música de la movida madrileña y una carta donde no faltan las tapas perfectas para acompañar un vermut: anchoas, boquerones, berberechos en escabeche, un clásico que nunca pasa de moda.
Pero no todo es nostalgia en Baroz, la innovación es como quién dice el pan de cada día, y la encontramos por ejemplo en su timbal de aguacate con buey de mar, en el tartar de solomillo con vitello tonnato, o el huevo bravo, tapas nuevas que saben a platos que hemos comido pero nunca de esta manera. Mención especial para este último, un huevo pochado a baja temperatura, con sobrasada y cubierto con migas de pan frito, el plato perfecto para aquellos que disfrutan de romper, mezclar, revolver y hacer suyo un plato para disfrutar de todos sus matices, que aquí son muchos.
Pasamos al punto fuerte de este Bar: sus arroces de capa fina, que varían según temporada, así que nos decantamos por la estrella de este otoño, el de alcachofas con butifarra de perol y setas. Lucen en la paella por el socarrat y saben mucho mejor por el punto conseguido en la cocción. Rasqueteamos hasta el último grano pero siempre dejando sitio para los postres; una mousse que solo se resiste ante los más golosos y una copa de helado de horchata, crema café y espuma de turrón, viene con cuchara larga y recomendamos hacer uso de ella y no dejar nada.
La sobremesa en su terraza es un lujo que no hace sombra a sus recetas. Nos marchamos sabiendo que Baroz es el lugar al que regresaremos siempre que queramos disfrutar de Barcelona y su gastronomía.
Av. de les Drassanes, 6, piso 23, 08001 Barcelona
Teléfono: 93 631 35 90
Horario: de lunes a domingo de 13:00hs a 23:00hs.
Precio medio: 30€
Fotos: Alba Obradors
Texto: Micaela Álvarez