El verano está a la vuelta de la esquina, y con el “caloret” lo que más nos apetece es sentarnos al sol, bebernos una cerveza bien fría y degustar una buena paella mientras disfrutamos mirando al infinito horizonte que nos brinda el tan apetitoso mar. Sin duda, una de las mejores opciones es la Barraca, un restaurante especialista en arroces y pescados que pertenece a la Tribu Woki.
Como su nombre indica, son el testimonio de una relación entre el ser humano y el mar. Las barracas eran pequeñas casas de pescadores, patrimonio cultural de un pueblo pesquero como es el barrio de la Barceloneta. Estas construcciones levantadas junto al mar eran el refugio favorito de los pescadores, que lo utilizaban como despensa donde almacenar todos los utensilios de pesca, incluso como morada de descanso antes de regresar al mar.
La Barraca, con poco más de cuatro años de vida, se ha convertido en la cuna de los productos ecológicos y de alta calidad. Una filosofía que define a toda la compañía, que apuesta fuerte por la comida sana y de proximidad aboliendo los productos sintéticos en su proceso de elaboración. Un restaurante que ya fue galardonado con el premio de la biocultura en 2014 que lo distingue como un restaurante ecológico.
Su chef, Marcos Bautista, experto arrocero y capitán de este barco nos da la bienvenida con una clase magistral de cómo cocinar un pulpo de roca de la Barceloneta; con el cual nos sorprende poco después en una paella de pulpo exquisita.
Mientras esperamos ser servidos, Ezequiel Trigos, encargado del restaurante y defensor incondicional de la comida orgánica, nos habla un poco sobre la carta de vinos y la gran variedad de referencias que incluyen en ella; donde más de diez son vinos naturales.
Para amenizar la espera de nuestro arroz tienen una amplia variedad de tapas y platillos para compartir. No puede faltar ese sabor a mar en un plato de mejillones, berberechos y almejas salteados con ajo y guindilla en una reducción de vino blanco; o una ensalada de burrata con tomate seco orgánico y rúcula. Y, para continuar con la tradición, ofrecen bombas caseras, el plato típico que solían comer los maiars en alta mar. Relleno de carne picada, salsa boloñesa y patata, con cobertura de pan rayado y frita, servida con un toque de salsa brava picante y alioli.
Nos quedamos con las ganas de probar toda su variedad de paellas entre las que destacan la paella marinera, la paella de pescado de la lonja y calamar y la paella de verduras ecológicas.
Para terminar, después de disfrutar de una paella de pulpo sabrosa y perfectamente elaborada; podemos degustar una selección de postres entre los que escogimos la sopa de melón y el crocant de chocolate y helado de vainilla ecológico.
Historia y tradición en un restaurante que apuesta fuerte por la comida sana con productos ecológicos y de proximidad. El lugar idóneo para disfrutar de una buena paella y pescado fresco de temporada.
Horario: Todos los días de 13h a 23.30h. (De 17.30h a 20h solo servicio en la terraza de la planta inferior)
Menú mediodía: De lunes a viernes 19,90€. Incluye primero, segundo, postre y bebida.
Texto: Alejandro Moneva
Fotos: Anel González