Bodega Aranda, la taberna sin edad

Bodega Aranda explica que Almería sea la capital gastronómica de 2019 no es fruto del azar. Sus calles llenas de terrazas, sus bares a rebosar de buen producto y su tierra nutrida por el sol 320 de los 365 días al año hacen que este enclave sea el idóneo para que haya una gastronomía de cosas bien hechas.

Esta gastronomía del buen hacer la representa a la perfección la Bodega Aranda. Una taberna familiar situada en pleno centro de la ciudad fundada en 1985 y regentada por las hermanas Isabel y María del Mar Aranda.

La vida les llevó, ellas se dejaron llevar, y ya van 34 años desde que se unieron a la familia para formar parte del negocio. Ellas son las artífices de que la bodega siga siendo un punto de encuentro a cualquier hora del día. Comenzando con sus desayunos de mermeladas caseras y cafés de verdad hasta la hora del aperitivo, y posterior sobremesa, con tapas de productos comprometidos con el entorno y vinos generosos.

Su portada andaluza, su interior con mosaicos árabes y sus barriles de vino empotrados son testigos de una convivencia cultural y generacional que te hace sacar media sonrisa al pasar el primer tranco. La fotografía, obra de Isabel, te hacen darte cuenta que estás en su casa, y eso es lo mismo que se te pasa por la cabeza al dar el primer bocado.

Su carta, actualizada cada día a golpe de tiza, está llena de cocina: rabo en salsa, tortilla de habas del tiempo, huevos rotos de la casa en sartén, ahumados y mojamas, cecinas, garbanzos a la Castellana, migas de sémola, melva con ajo blanco… La lista es infinita y siempre un acierto.

Apuestan por la nobleza del ingrediente, la selección de los proveedores y el tiempo, sobre todo el tiempo. Le dedican a cada plato el momento que merece, no quieren enmascarar nada, sino darle el protagonismo a lo que verdaderamente debe prevalecer. “Vivimos en una época donde parece que prima más la apariencia que el producto. Aquí la gente sabe a donde viene” señala Isabel. Por ello siguen empeñadas en dar lo mejor de sí mismas, porque la gente les espera.

¿Declinarse por ellas? Un éxito.