En el primer acto de Esperando a Godot, la obra teatral de Samuel Becket al que este local del barrio de Gracia debe parte de su nombre; se dan cita dos personajes que se encuentran en un hermoso lugar que no pueden abandonar hasta que aparezca un tal Godot al que esperan en vano, día tras día.
El Café Godot es un lugar agradable para esperar, sin prisa, a que aparezca lo que sea que estamos esperando. Y en ese intervalo; mientras ese algo sucede o mientras esperamos a un Godot que no llega nunca, aprovechamos para satisfacer los antojos de nuestro paladar caprichoso.
Tomando como ejemplo los bistrot de Nueva York donde se sirve comida a cualquier hora del día, Oriol Ruiz y sus socios esperaron hasta que el local que habían imaginado llegó. Así, en abril de 2013 abría sus puertas un nuevo concepto de restaurante: un lugar en el que siempre estén pasando cosas, donde siempre se esté cocinando algo.
Un espacio en el que quedar para desayunar, tomar un brunch con la calma del fin de semana, una comida de amigos, un menú rápido en la barra, una cena pausada. Hay platos para todos los gustos y para cada momento del día.
Si eres de los que se levanta tarde los sábados, el brunch es la opción perfecta para fusionar el desayuno con un almuerzo a deshora; aquí encontrarás desde ensaladas, hamburguesas, pasta fresca, ostras… pero sin duda el protagonismo es de los huevos; siempre de granja y acompañados de patatas. Los huevos Blackstone son una opción muy apetecible, con salmón marinado, tomate confitado y salsa holandesa.
Si lo que quieres es un tentempié entonces debes probar el steak tartar o los buñuelos de Brandade con mermelada de pimientos de piquillo. Y si vas a comer siempre tienes la opción del menú del día con una ensalada o crema de primero y escoger uno de los platos de la carta para terminar con un postre dulce. Si eres indeciso y no eres capaz de elegir entre toda la carta, entonces prueba su Curry verde de vieiras o el confit de pato casero acompañado de lentejas beluga, espinacas y un toque de mostaza.
El concepto del Godot es ofrecer calidad al alcance de cualquiera, y es que en las mesas del café hay asiento para todos los bolsillos y espacio para todas las edades, incluso los más pequeños tienen su sala de juegos reservada, el Mini Godot.
Cuando hace dos años, se embarcaron en este nuevo proyecto, no empezaban de cero. Su andadura en el mundo gastronómico había empezado mucho tiempo atrás, en 2004, cuando Oriol Ruiz abandonaba Nueva York tras la llamada de sus socios para empezar con el primer restaurante Kibuka, el de la calle Goya, y lo hacían como deben hacerse las cosas, por vocación y con sentimiento.
Más tarde, y como resultado del empeño y el trabajo bien hecho, llegarían el Kibuka Verdi y el Kibuka Fast (take away); cocina japonesa con influencia occidental.
Pero eso se merece otro capítulo aparte.
Horario: Lunes a Viernes, 10:00 – 01:00; Sábado y Domingo, 11:00 – 02:00
Precio: menú del día desde 12,50 euros
Texto: Nuria López Candela
Fotos: Cecilia Díaz Betz