Can Fisher es conocido por las magníficas vistas de las que disfruta gracias a su excelente ubicación, nada más y nada menos que en la misma orilla de la playa de Barcelona.
Con semejante localización y con un local perfectamente cuidado, Can Fisher nace de la mano del chef Francesc Roca, un maestro de los fogones que anhela llevar a la cocina de su restaurante un producto de primerísima calidad, con una cocina muy natural, sin enmascarar los alimentos y dándoles su peculiar y característico toque personal.
Uno de sus must son sus pescados, seleccionados y traídos diariamente desde la lonja del Puerto y servidos, prácticamente siempre, a la brasa y con algún sutil condimento.
En su carta no hay un listado de pescados, sino que su propuesta está basada en escoger el mejor pescado día a día, por algo su apuesta está repleta de sorpresas que dependen del producto de mercado.
Trabajan de manera excelente los pescados, pero Can Fisher es famoso también por sus paellas y arroces, y la verdad sea dicha es que se merecen ese puesto por el grosor y el delicioso sabor del resultado final. Y para muestra un botón: la cebolla del sofrito pasa dos días al fuego, y posteriormente se le añade el tomate que pasa otro día en la sartén para conseguir la mejor textura posible.
Aunque la carne no está muy presente en su carta, optan por escoger las mejores piezas para los más carnívoros.
Su carta cambia en función de la estación para trabajar con el mejor producto de cada temporada y está centrada en la esencia de los veranos en la Costa Brava, época llena de comidas al lado de la playa, oliendo a mar y degustando el mejor pescado. Es por ello que han creado un espacio que acompaña perfectamente a este concepto que quieren trasmitir, ofreciendo un local dónde el diseño y la gastronomía se fusionan consiguiendo una sinergia perfecta.
Podría parecer que por su ubicación que es un restaurante orientado a un sector turístico, pero se alejan totalmente del perfil típico de este tipo de restaurantes. En Can Fisher apuestan por una máxima calidad, apreciada por quién sea, locales o extranjeros, pero con la voluntad de que cada uno de sus clientes disfrute comiendo platos de excelente calidad y perfectamente trabajados.
Es por ello que todas sus propuestas están muy cuidadas, como sus entrantes: un tataki de atún bluefin con ajo verde hecho a base de placton hecho todo a base de productos marinos, el pulpo con parmentier de patata, panceta ahumada y aceite de “pimentón de la Vera” o el tartar de remolacha y nabo encurtido, queso feta a la brasa y pipas de calabaza.
No podía faltar un buen arroz del señorito, que recomendamos comer directamente de la paella para degustar aún mejor su sabor y la textura.
Aunque haya que esperar al final, recomendamos dejaros un hueco para los toques dulces de los postres para acabar de la mejor manera esta auténtica experiencia gastronómica.
Av. del Litoral, 64, 08005 Barcelona
Precio medio: 40-45€
Texto: Maria Acero
Fotógrafa: Alba Obradors