¿Recordáis a Owen Wilson en “Midnight in Paris” rondando las calles entre fiestas, cocktails y tertulias literarias, codeándose con Gertrude Stein y bebiendo con Buñuel? Pues esa es la misma atmósfera que los más nocturnos de la capital respiran desde que se reúnen desde hace más de 20 años en Caripén, un bistró que después de que haber sido un tablao flamenco de Lola Flores pasó a manos del francés Daniel Boute.
Escondido para algunos y muy evidente para otros, Caripén está localizado al lado del Senado y a un minúsculo paseo desde el Teatro Real, he allí la raíz de su clientela durante tanto tiempo. Abre solo para cenar y hasta las 3 de la mañana por lo que los que coinciden allí suelen ser senadores, fanáticos de la ópera y actores a los que les apetece una velada con clase después al salir de la función, porteros de discoteca que empiezan su día a deshoras o hedonistas a los que les apetece montarse una bacanal repleta de manjares sólidos y líquidos como Dios manda. El local mantiene la iluminación tenue y el ambiente clandestino que lo ha caracterizado desde un principio, aunque se echa de menos la humarada de los cigarros que se prendían uno tras otro y que borraban las miradas de asombro al ver los platos se iban sirviendo sin pausa en la mesa y los rastros que el alcohol va causando en la expresión.
La especialidad de la casa es la comida francesa de la carta junto a un apartado dedicado a la italiana que el chef Marcelo Chiorazzo mantiene desde que se abrió el local. Los años pasan y la calidad de la comida se mantiene intacta: Mejillones de roca de lamerse los dedos, Scargots Bourguignon (¡qué difícil es encontrar unos scargots en Madrid!), un Magret de pato para dos que hace que el animal suba un escalón por encima de nuestro venerado cerdo, Ostras Guillardeu o una Raya a la mantequilla que te derrite al instante. Fuera de carta erizos o callos de bacalao, por ejemplo. En el lado italiano tienes unos Tortellini con trufa, Pasta negra con langostinos o su Pizza best seller de tomate y parmesano. Simple a la vez que completamente delicioso. De postre, todo casero: una fina y delicada tarta de manzana o una suculenta tarta de chocolate con nata agria y naranja.
Las porciones son enormes, y mira, mucho mejor, así se extiende la oportunidad de alargar la velada hasta que te los termines, porque si entras a Caripén no querrás irte. Que se lo digan a los bohemios más sibaritas cuyas historias de fiestas alargadas hasta el amanecer aún rondan el aire.
Plaza de la Marina Española, 4
915411177
Horario: de lunes a sábado 21:30 a 3:00h
Precio medio: 40 – 45 euros
Texto: Paula Móvil
Fotos: Marcos Ortiz.