Casa Salvador

Charlton Heston, Alain Delon, Ava Gardner, Samuel Bronston y Ernest Hemingway…. Anthony Bourdain. Si el tiempo no existiera, estos habrían sido algunos de los comensales que podrías haber encontrado a tu alrededor en Casa Salvador. Y es que este restaurante, abierto en 1941 por Salvador Blazquez, guarda más historia en sus paredes, mesas y cocina que muchos libros de historia. Referencia gastronómica española, museo taurino y camareros de los de antes – impecable chaqueta blanca y corbata-. Estos son los valores sobre los que se asienta este inmortal establecimiento de la céntrica calle madrileña Barbieri.

Pinturas inspiradas en la tauromaquia y fotos de actrices de la época dorada de Hollywood, escritores y toreros, acompañan el paso de los comensales de las escaleras al comedor de vetustos muebles de madera y manteles a cuadros. Una decoración que no ha pasado inadvertida entre los mejores medios lifestyle que no dudan en convertir este espacio en escenario de producciones fotográficas de Vogue, Elle o Icon, entre otros.

En la mesa, una carta de vinos donde destaca un selección de clásicos riojanos como Marques de Riscal, Marques de Murrieta o algunos de los mejores de las históricas bodegas Franco Españolas, muy frecuentadas por el amigo Hemingway, por cierto. De comer, una carta con lo más clásico de la gastronomía patria. Con sus entremeses, sus primeros (ensaladas, sopas y verduras) y sus potentes segundos: carnes, mariscos y pescados cocinados con maestría torera. Las especialidades de la casa son, como no, el rabo de toro estofado y los callos a la madrileña. También son más que recomendables las albóndigas de ternera o merluza. Para terminar resulta imprescindible probar su arroz con leche y para los fans del chocolate, la mousse.

Y si la velada se extiende, con una buena conversación, no pueden faltar el café, la copa y el puro – ¡ah!, no, este último, por desgracia para las tertulias, tendrá que humear en la calle -. Si no has estado en Casa Salvador no has conocido el glamour del Madrid de los años 50, y te pierdes de mucho.