Se sobreentiende que uno va a Casa Tassel a tomar el té, un ritual que a pesar de parecer sencillo, implica de entrada el inmenso regalo de una pausa para sí mismo. Carla, una chica de sonrisa envolvente, recibe encantada a todo aquel que se asoma por las puertas de su establecimiento con palabras de aliento. No sólo hacia el consumo de un brebaje especializado que en la ciudad de México no abunda, sino también por el genuino interés de conocer gente nueva y compartir sus estilos de vida y alimentación, lo cual hace de la experiencia en su casa de té una vivencia definitivamente humana y completa.
Al principio, ella y David, su marido, vieron este proyecto como una manera de solventar necesidades económicas, aunque claramente guiados por algo que instintivamente despertaba en ellos una pasión. A través de los viajes por Europa y América del Sur fueron descubriendo sabores y mezclas que forjaron sus paladares. El mate por ejemplo, no lo traen de Argentina sino de Paraná, en Brasil, una cuestión de gustos personales que en gran parte rigen la elaboración de su menú. El local es pequeño y pocos detalles delatan por fuera el universo que adentro se desenvuelve. La decoración de Casa Tassel es un reflejo fiel de la esencia de sus creadores y genera por sí sola tanta curiosidad en el comensal como los tés y las infusiones, que en total suman 54, todos resguardados en cajas de metal meticulosamente ordenadas en un mueble diseñado por una escenógrafa de cine chilena.
El menú está enfocado a maridar té y alimentos. Para desayunar, la baguette con tocino, huevo orgánico y queso, acompaña maravillosamente un lapsang souchong, un té negro chino cultivado a más de 3500 metros, cuyas hojas se ahúman al calor del fuego de madera de pino. El milk oolong, de Taiwán, crece en las montañas cerca de las nubes, y el proceso lento de oxidación al cual se somete preserva su humedad y le da sus notas naturales de leche; recomiendan acompañarlo con un alfajor. El sencha es un té verde japonés con un sabor vegetal acentuado en cuyo proceso no se trituran las hojas. Carla sugiere probarlo con un brownie rociado con matcha, un té verde dulce molido o “frotado” que trae de Japón. Las crepas de chocolate blanco con flor de lavanda y mora azul hacen la pareja perfecta con un solomon de China, un té blanco suave con grandes propiedades curativas. El pastel de elote con rompope lo sirven con un té negro chino fermentado alto en teína, llamado pu-erh. A diferencia del té, que viene exclusivamente de la Camellia Sinensis, ofrecen como infusión el cocoa mint, con té negro, cocoa y menta, que comparte como por obra del destino el nombre del conjunto de jazz que toca los jueves por la noche en Casa Tassel. El chat noir es té negro, cardamomo e infusión de hojas de cacao.
Carla y David son celosos de su autenticidad, por lo que no contemplan de momento expandir su negocio sino más bien conservar la calidad actual de su oferta. Lo que anhelan es sencillamente tener una vida tranquila y seguirse ganando, día a día, la lealtad de sus clientes. Y viajar a China este año.
Casa Tassel
Córdoba 110, Colonia Roma, México D.F.
Teléfono: 01 55 5264 3313
Horario: Lunes a Sábado de 10 a 22 hrs.
Texto y fotos: Guénola Bally