Casticismo por los cuatro costados es lo que irradia Celso y Manolo, un local en el que el picoteo, la barra y la cocina de Madrid con un toque distinto son los reyes de un básico del barrio de Chueca.
En plena calle Libertad, lo que ya es un buen síntoma, nos espera una tasca clásica que el grupo DeLuz reconvirtió al comprársela a sus antiguos dueños, Celso y Manolo, propietarios de la Taberna Argüelles, a los que se ha querido homenajear con el cambio de nombre del local. La venta, codiciada por la zona en la que se encuentra el local, sólo fue posible al ver al frente del grupo a la familia Zamora, asidua de los Argüelles, que encontraron en ellos a los herederos ideales para continuar con la andadura.
El resultado, castizo pero rompedor, nos traslada a una cocina hecha para compartir, para comerse España por los cuatro costados y para dejarse siempre algún plato para una siguiente incursión. Frituras de calidad nos dan la bienvenida, como son sus croquetas de bacalao o sus taquitos de pescado, a los que se debe añadir siempre y de manera innegociable, alguno de los enormes tomates que nos saludan desde la barra nada más entrar.
Preparados al momento en cortes como el chuletón, el tartar o el solomillo de tomate, la parada en Celso y Manolo será un viaje en el tiempo para volver a sentir lo que de verdad debe ser un tomate. Junto a ellos no debemos perder de vista el vermú, tradición bien arraigada en la capital y que aquí se toma con devoción. Así nos lo cuenta Raquel, encargada del local, que reconoce que madrileños y extranjeros hacen siempre que pueden una paradita para esta tradición tan castiza.
Ese ambiente es el que precisamente propicia el buen ambiente que reina en las mesas bajas de Celso y Manolo. Asiduos del barrio se entremezclan con turistas, muchos de ellos que acuden bajo el paraguas del New York Times, que “llenó” el local cuando lo publicó en sus páginas sobre Madrid.
El premio no es para menos, porque a los entrantes se suma una cocina española divertida que nos invita a arroces muy variados o a reinterpretar los huevos, ya sean revueltos o fritos, con procedencia ecológica, un detalle que siempre cuidan en DeLuz con especial mimo. Así entendemos también la presencia de anchoas de Laredo, tierra de los Zamora, que también ponen en la mesa las carnes de la tierra, como el churrasco o los escalopines, o la leche, presente en sus postres, que también procede de una pequeña explotación cántabra.
Además, como buen lugar de paso y de mesa rápida, que no fast food, Celso y Manolo también nos tienta desde el “bocata” madrileño, que aquí se reinterpreta en calamares, el pepito de ternera –y su versión en VOSE- y el bollo preñao, propio de Asturias, que también actúa como guiño al pasado de los Argüelles.
En definitiva, Celso y Manolo es una síntesis de modernidad y tradición, cosmpolitismo y casticismo que nos invita desde su barra a paladear Madrid con sus gentes y los que se sienten tan madrileños como ellos.
Teléfono: 91 531 80 79.
Precio medio: 30 a 35€.
Horario: de lunes a domingo de 12:30h a 17:00h y de 19:30h a 01:00h. Viernes y sábados cierra a las 02:00h.
Texto: Jaime de las Heras.
Fotografías: Magdalena Puigserver.