En plena calle Ponzano, Charnela se alza como un pequeño santuario para los amantes de los mejillones. Detrás de este proyecto se encuentran Alejandro Yravedra y Victoria Mántaras, una pareja que dejó sus trabajos (que no tenían nada que ver con la restauración) para abrir este proyecto gastronómico tan personal. Charnela es una taberna con alma, un local que ha sabido ganarse un lugar especial entre los comensales que buscan sabores auténticos y originales en un entorno acogedor y desenfadado.
El nombre del restaurante, que hace referencia a la articulación que une las dos conchas del mejillón, es una pista clara del papel central que este ingrediente tiene en su carta. Alejandro y Victoria tenían claro desde el principio cual debía ser la filosofía de su local: disfrutar de buena comida en compañía de familiares y amigos.
La carta de Charnela gira en torno a la calidad y frescura de sus materias primas, con los mejillones como hilo conductor de una variada selección de platos que logran sorprender a todo tipo de paladares. Desde bocatines hasta cazuelas, los mejillones se presentan en múltiples versiones, siempre respetando su esencia, pero con un toque creativo. Entre sus creaciones más emblemáticas destaca, sin duda, el plato de «Mejillones Charnela», una receta que combina el sabor profundo del mejillón con una salsa de curry suave que invita a mojar pan hasta la última gota.
La carta de Charnela no es estática, sino que evoluciona constantemente, abrazando siempre los productos de temporada que aportan frescura y originalidad a sus platos. Un ejemplo de ello es el exquisito tomate rosa, aliñado con una vinagreta dulce y coronado con sal negra, que se ha convertido en un imprescindible de la casa durante los meses de verano o la cazuela de mejillones con setas de temporada, un plato que se podrá disfrutar durante el otoño e invierno. Otro de los platos estrella de la carta es el bocatín charnelo, un bocadillo elaborado con mejillón, queso fundido, rúcula y mayonesa de escabeche.
Entre las opciones para cerrar este festín mejillonero, no podemos olvidar la tentadora selección de postres caseros. Desde una impresionante tarta de queso, cremosa y contundente, hasta una refrescante lemon pie, ideal para los que quieran terminar la comida con un sabor cítrico.
Charnela es un local que no te defraudará. Con una carta cuidada hasta el más mínimo detalle, un ambiente que invita al disfrute y una ubicación inmejorable es el lugar perfecto para dejarse llevar por los sabores del mar sin salir de Madrid.
Dirección: Calle de Ponzano 8, 28010 Madrid
Horario: De lunes a miércoles de 13:00 a 17:00 horas y de 19:30 a 0:30 horas; jueves de 13:00 a 0:30 horas; viernes y sábado de 13:00 a 1:30 horas; domingo de 13:00 a 0:30 horas.
Precio medio: 35€
Texto: Elena R. Feijóo
Fotos: Cedidas por el restaurante