Chicha / Limoná

Dos símbolos de la capital catalana han resurgido de sus cenizas en los últimos tiempos: El vermut y El Passeig de Sant Joan.

Las eternas obras han culminado en la recuperación de una de las arterias más populares del Eixample y el apogeo del ritual vermutero, con su componente de felicidad compartida, es el mejor antídoto contra la triste dictadura de los smartphones entre comensales.

El punto de unión de ambos conceptos se llama Chicha / Limoná, el nuevo templo para los feligreses de la caña bien tirada y los fans de la croqueta. Un impresionante espacio que en realidad son dos: una sección más diurna y «healthy» con sus panes artesanos, su brunch, sus meriendas, su café de barista… y la «chicha», donde los protagonistas son los vinos ecológicos, las cervezas artesanas, las conservas premium y el tapeo de calidad.

Sus propietarios, Víctor Burgués y Sara Reixach, tenían en mente montar un local donde se pudiera ir a tomar algo y de paso comprar el producto «in situ», un lugar con el espíritu de las clásicas bodegas que poco a poco se iban extinguiendo. La larga barra de mármol que preside el local es ya una declaración de intenciones. Colocada a una altura más propia de mostrador o de mesa, busca derribar el muro entre cliente y personal, para convertir la fría transacción en una interacción más próxima.

Ningún elemento se ha dejado al azar en este ambicioso proyecto. Al frente de los fogones, Rodrigo Nieto, un fichaje estelar a instancia de los sabios consejos de Xano Sagué y Jordi Butrón, mentes pensantes de EspaiSucre. El interiorismo, obra del estudio LOSIENTO, imprime carácter y calidez; las conservas llegan de Galicia, Azores y cómo no, de la Casa Espinaler en Vilassar de Mar. En una pizarra nos recomiendan el «vino de la semana», que cada siete días nos permitirá descubrir pequeñas bodegas desconocidas y las 11 variedades de vermut os harán replantearos la hora de llegar a casa.

La carta se basa en referentes clásicos con un toque personal: Desde gildas, banderillas, bravas, calamares, anchoas y mejillones hasta cazuelitas de garbanzos con butifarra de Perol, hamburguesa Angus o Costilla de Duroc a la BBQ. Capítulo aparte merecen las croquetas, con su crujiente rebozado de “kellogg’s” y cremoso relleno de pollo asado, sencillamente bestiales.

Sin duda uno de los descubrimientos del año, un lugar humilde en su planteamiento pero ambicioso en su puesta en escena.

Porque el vermut no es una moda, es un arte.