Hace 10 años que Javier Ollero terminó la carrera de óptica y optometría en Granada. Y siete desde que abrió por primera vez su blog Rayas y Cuadros, un espacio en el que compartir y dar consejos sobre moda que a día de hoy se ha convertido en su principal trabajo y medio de vida. “La primera entrada que se publicó fue en enero de 2011. 3 años y pico después me mudé a Madrid para intentar vivir de ello y lo he conseguido. Eso sí, el año pasado volví a retomar mi lado óptico para lanzar Martison, una firma de gafas premium junto a un amigo de la carrera”, explica en exclusiva a Plateselector. Con casi 80.000 seguidores en su cuenta de Instagram, Javier se ha convertido en un referente de moda cuyas fotografías con looks smart casual– el arreglao pero informal de toda la vida- son las más virales. “Aunque luego muchas veces tienen más repercusión en las que aparezco de viaje y muestran un paisaje molón. El otro día, sin que sirva de precedente, consiguió más alcance que otras una foto de un embolao: un gofre con helado, oreos, kit-kat, lacasitos y sirope… Está claro que lo gocho sigue vendiendo mucho en redes.”, comenta.
Después de años sin salir de un gabinete o tienda, es consciente de que este trabajo es más que una bendición. La libertad de horarios, conocer gente nueva y a tus propios seguidores, vivir experiencias… Son muchas las ventajas que tiene, sin embargo, la vida de influencer también tiene sus contras. “Al tratarse de un trabajo que tiene cabida en el mundo digital, siempre tienes que estar atento a nuevas tendencias y redes sociales porque es un sector que cambia muy rápido y, si no te adaptas, desapareces en cuestión de meses”. Por ello, es imprescindible tener buen gusto, sentido de la estética y unas herramientas de trabajo que te permitan poder ser el mejor. ¿Las de Ollero? Un smartphone, con apps de edición de fotos y vídeos como VSCO, Snapseed, VUE o In Shop, una cámara reflex, ordenador portátil y, cómo no, ‘lookazos’ como el que lleva puesto de El Corte Inglés.
-¿Un restaurante que nos recomiendes?
¡Qué difícil es elegir entre uno solo! Pero bueno, ya puestos barro para casa y recomiendo Lanteo, un nuevo restaurante que han abierto unos amigos en la calle Rafael Calvo donde se cena muy bien, con buen precio y que también es ideal para tomar la primera (y segunda) copa de la noche.
-¿Y un plato?
Vaya, ¡esto se complica aún más! El último que me ha dejado loco ha sido el Dumplin Pekinés, de Street XO, con oreja confitada y hoisin de fresas, ali-oli y pepinillo.
-¿Podrías elegir un producto fetiche?
¡No te digo, esto es elegir es complicado! Pero digamos que soy el tonto de los quesos.
-¿Y un trago?
Un tercio de cerveza bien fresquito, en una terraza, cuando sabes que tienes todos los deberes hechos.
-Si nos invitaras a cenar a tu casa, ¿qué nos cocinarías?
Pues no te haría ningún plato extravagante pero intentaría que bebieras y comieras mucho, como si estuviésemos en un bar de toda la vida con: cerveza y vino, tortilla de patatas, ensaladilla rusa, boquerones en vinagre, unas banderillas, humus… Digamos que me encanta el concepto `picoteo´(ríe).
-A la hora de salir a cenar con amigos, ¿cómo te gusta ir vestido?
Si no es un evento importante, me gusta ir con un look casual, sencillo pero con un toque actual. Por ejemplo, esta temporada los vaqueros blancos triunfan, así como las míticas camisetas de raya marinera. Para bailar luego, unos zapatillas pero no sport, si no minimalistas de piel como las que llevo puestas.
Javier lleva camiseta azul marino de manga corta, de Easy Wear; pantalón slim blanco, de Green Coast; cazadora marrón de piel, de Studio Classiscs y zapatillas de color azul con cierre de cordones, de Fórmula Joven.
Texto: Ana María Clemente
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz