Lo de reciclar, no usar pajitas de plástico e ir en bicicleta es una historia que ya hemos oído muchas veces. Las próximas décadas parecen venir marcadas por un sello que dice: SOS-TE-NI-BI-LI-DAD, pero, sin embargo, es muy fácil que esta palabra se quede como slogan en las camisetas de moda y nunca trascienda más allá. Para que esto no ocurra y que el cambio sea significativo, ser sostenible debe nacer de una motivación personal y social por mejorar, cuidar y respetar.
Existen muchas maneras de incluir la sostenibilidad en nuestro día a día. El primer paso es entenderla como una constante transversal en todos los aspectos de nuestra vida y ser consciente de las consecuencias que tienen nuestras acciones. A partir de ahí, podemos empezar a hacer pequeños cambios y tomar mejores decisiones. Y uno de los lugares donde esos pequeños cambios y decisiones tienen más relevancia es en la cocina. De dónde vienen tus alimentos, cómo y cuándo se han producido, quién está detrás su producción, cómo los elaboras en casa… Queremos enseñarte algunas formas de incluir la sostenibilidad en tu cocina poco a poco, para que al final estos cambios sean parte de tu rutina.
ELIGE TUS ALIMENTOS SIENDO CONSICENTE
Antes de comprar, intenta averiguar de dónde proviene cada alimento. Cuántos kilómetros ha sido transportado, los recursos que han sido necesarios para producirlo, los residuos que ha dejado hasta llegar a tu plato. La mejor opción suele ser la que tiene menos de todo lo anterior. Conoce qué productos están de temporada e intenta cocinar con ellos. Infórmate sobre grupos de consumo de tu ciudad, donde puedas encontrar alimentos producidos por personas cercanas. Acude a mercados locales, te será mucho más fácil evitar envoltorios y plásticos innecesarios. Ve mejorando poco a poco, no hay prisa y no pasa nada por no hacerlo siempre “perfecto”, simplemente intenta mantener esa atención crítica y consciente.
Puedes llevar bolsas de tela y tarros para comprar verdura y alimentos secos a granel. También puedes llevar contenedores de alimentos para pedir que te pongan la carne, el pescado y la charcutería.
MENAJE PARA CUIDAR EL PLANETA
Si nos paramos un momento a observar nuestra cocina, nos encontraremos con muchos utensilios, menajes y accesorios fabricados con plástico y materiales no biodegradables; de un solo uso o no reutilizables. Todos estos pueden sustituirse por versiones que respetan el medio ambiente.
- Bayetas reutilizables que puedes meter en la lavadora o bayetas compostables de fibra de algodón y celulosa.
- Utensilios con mangos de madera y fibras vegetales. Duran más tiempo y no liberan microplásticos cada vez que los utilizas. Y cuando tengas que desecharlos, tardarán mucho menos en descomponerse de forma natural.
- Esponjas y estropajos de luffa, de esparto o de fibra de coco.
- Detergentes biodegradables. No contaminan el agua ni su vida acuática. Además, son menos agresivos para tus manos.
- Contenedores de alimentos y envoltorios de cera de abeja en vez de papel transparente.
Eso sí, utiliza todos tus utensilios y accesorios hasta el final de su vida útil antes de comprar unos nuevos más sostenibles. No por ser sostenibles ya, vamos a tirar a la basura utensilios en uso.
COCINA MEJOR, GASTA MENOS
Dos tercios de la comida que se produce en el mundo acaba en la basura. Todos nos hemos encontrado en la situación de tener que tirar alimentos que se estaban estropeando en la nevera, por eso, nuestra forma de cocinar puede ayudar a reducir en cierta medida ese desperdicio.
Planifica tu semana antes de hacer la compra. No compres de más, todo ese “de más” suele terminar en el contenedor. Mira las fechas de caducidad de los alimentos que tienes en el frigorífico: si les queda poco tiempo y no los vas a consumir, congélalos. Haz FIFO (First In, First Out), lo primero en entrar en tu nevera, es lo primero que tiene que salir. Coloca tus compras nuevas en la parte de atrás del armario y de la nevera y trae las más antiguas al frente, así no olvidarás en el fondo del abismo de tu cocina alimentos sin usar.
Cuando estés cocinando pregúntate qué puedes hacer con los recortes de verduras, carnes y pescado que te sobren. Caldos, chips de verduras, purés y cremas, croquetas… Dale vueltas al coco y ponte creativo, ¡a esos recortes puede salvarlos de la basura un poco de imaginación!
El camino es largo y a paso lento, pero cada pequeño cambio suma y cada vez somos más los que despertamos y empezamos a movernos, a comunicar y a compartir. A veces, en un sitio tan pequeño como es nuestra cocina, puede comenzar una revolución.
Texto: Claudia Polo Barrachina
Fotografía: Andrea Invierno