Miquel de Castellón y Carlos Valladolid, socios y creadores de Cruix, se conocieron en su etapa universitaria estudiando en Bilbao. Ambos vivían juntos y a partir de ese momento surgió una verdadera amistad que ha seguido hasta a día de hoy.
Como universitario se imagina, se sueña y se echa a volar la imaginación, y uno de tantos sueños era crear su propio negocio a partir de su estrecha amistad. Muchas veces estas palabras quedan en el aire porque forman parte de ese imaginario de juventud, pero en su caso, después de trabajar en diferentes proyectos culinarios, en diferentes cocinas y salas, unieron su conocimiento y experiencia para hacer realidad su sueño con el nombre de Cruix.
Cruix es uno de esos grandes e insólitos placeres que te causa algo nuevo e inesperado, y todo gracias a un repertorio de tapas de autor dentro de un menú degustación muy variado y combinando un sinfín de colores, texturas y sabores. Todo se enmarca dentro de una propuesta informal, pero alejándose de las típicas bravas o calamares a la andaluza, y es que al fin y al cabo, lo que buscan con su comida no es nada más que una sencillez alcanzable para todo el mundo, pero con una extremada y rica calidad en cada uno de sus platos.
Miquel y Carlos colman perfectamente con cualquier expectativa gastronómica aportando técnicas de sus tierras natales como por ejemplo los arroces levantinos reivindicando, como buen castellonense, unas características muy concretas como puede ser un arroz bomba con un grano de grosor, un delicioso socarrat y, sobre todo, sin añadir alimentos innecesarios y dando la importancia que merece al caldo, el preciado secreto de cualquier buen arroz.
Otra bomba de sabor son sus churros de bacalao con una espuma de alioli, un plato surgido como una tapa más pero creado para quedarse en la carta y, a partir de ese momento, uno de sus best sellers imprescindibles.
Con las croquetas de Pato Pekín pasa exactamente lo mismo: gracias a la fusión hispano china han creado estas croquetas dándole el toque de sabor umami e oriental al que no estamos acostumbrados pero imposible de no apreciar como exquisitas.
El menú Cruix se compone también de platos tan deliciosos como las anchoas de angelito curadas en casa, cintas de calabacín al pesto, hummus de remolacha con setas y tartufo, un delicioso tartar de salmón “Perú” o el brócoli tandoori.
Y no nos podemos perder el boquerón en vinagre con romesco o el taco dorado de raya con mole de ajonegro, de próxima aparición en su carta.
Los postres tampoco no dejan de sorprender y siguen la misma línea de exquisitez de los platos anteriores. Es así como surge el helado de sopa Tom Kha Kai, y otros con nombres tan peculiares como el Piñazo en la Pradera con piña natural, helado de perejil y nieve de coco o Día triste en la playa recreado con un cucurucho caído sobre un cremoso de chocolate y caramelo.
Cruix
Carrer d’Entença, 57, 08015 Barcelona
Horario: de martes a sábado de 13:00 a 16:00 / 20:00 a 23:00
Ticket medio:
Menú degustación: 30-35€
Ticket medio carta: 20-25€
Texto: Maria Acero
Fotógrafa: Ruth López