Descubrimos Dando la Brasa dejándonos guiar por el olor al torcer la esquina de la calle San Francisco. Fue una de esas conquistas tan instintivas y bonitas, un flechazo, teníamos que probarlo. Antes que nada, apuntaremos que ha sido difícil redactar este artículo de una forma objetiva porque realmente quedamos fascinados y apasionados con el proyecto de César “Kunta” Escudero y Natxo Apetetxe.
Después de pasar por las cocinas de importantes cocinas, como el Nobu de Londres, el Noos de México DF, o más cerca, el Azurmendi de Eneko Atxa, y de ser dos de los responsables del restaurante Milagros, de Barrika; la mente inquieta de estos dos magníficos tomó la decisión conjunta de abrir un día las puertas del primer Dando la Brasa en Getxo, hace 7 años.
Más recientemente, hace tres, adquirieron el local en Bilbao La Vieja, una anterior casa de comidas de un matrimonio gallego. Ellos mismos lo reformaron, aprovechando las cosas que les gustaban que quedaran, los resquicios del pasado. Con mucha dedicación y trabajo de amigos y vecinos, decoraron de forma especial y desenfadada, colaborando con artistas para decorar sus paredes y usando baldosas recicladas en vez de platos para vestir las mesas. «Dando la Brasa se construye gracias a la gente», nos remarca Kunta la importancia de este fundamento. Para poner un ejemplo claro, conocieron a un amigo que vivía en un caserío pero lo tenia bastante dejado, y de alguna manera, le convencieron para entrar en el proyecto, cultivando y mimando las verduras miniatura que serán servidas en un plato que lleva su nombre: Mini verduritas de Iker a la brasa.
“Producto, técnica, gusto y cierta dosis de locura”. Desde el principio, siguen los pasos de la cocina Nikkei, término con el que se acostumbra a llamar a los hijos de los inmigrantes japoneses en el Perú. Una particular, sofisticada e innovadora creación: la cocina que fusiona los ingredientes peruanos con los tradicionales del arte culinario japonés. Pero saben donde viven y saben aprovecharse de ello: el País Vasco y su riqueza de productos, es el tercer invitado que participa en este mestizo festín.
Lo increíble de todo es que puedes comer por 13,50 € en un menú elegido entre las 20 opciones señaladas con una bomba en su carta. El menú del día se fundamenta en 2 platos más un postre: primeros pasos, ceviches, tiraditos y postres súper elaborados. Además, tienen dos menús degustación, uno de 5 platos por 29 € y otro de 7 por 39 €.
Una cesta con diferentes panes que duró dos minutos encima de la mesa y un cuenco con maíz panza fueron nuestro aperitivo, sin saber lo que se nos venía encima: Niguiris de causa con atún rojo, las ya nombradas mini-verduritas a la brasa, un espectacular tiradito de salmón, ojo de bife a la brasa, aromatizado con tubérculos, chips de boniato, txumitxurri, setas… el Bife es servido sobre unas tablas de madera y hierro a modo de brasero, que también se las han hecho ellos mismos y así evitan que la carne se enfríe.
El postre, no menos sorprendente, es una torrija de maíz, aguamanto y helado de mole negro, que humea, por el hielo seco.
Dando la Brasa también ha organizado festivales gastronómicos y eventos fuera del restaurante sobre las ruedas de un foodtruck, así como apoyo a iniciativas culturales para fomentar el barrio de Bilbao La Vieja y sobre todo, hacer que todos nos lo pasemos bien y disfrutemos de su pasión gastronómica.
Nuevos amigos, volveremos y, ¡arriba las panzas!
Horario: de lunes a domingo de 11h. a 1h.
Texto: Lucía Gomez Meca
Fotos: Borja Llobregat