Se acerca el Día del Padre y nada mejor que agasajarlo con una rica comida en familia. Es por eso que este domingo 19 de Marzo acuérdate de todas las cosas que él te enseñó y los sitios a los que te acompañó, y ¡se tú quien escoja el sitio esta vez!
Aquí nuestra recomendaciones de restaurantes en Madrid para que puedas disfrutar de un muy buen momento cargado de anécdotas. ¡Porque seguramente sobran los motivos para brindar y celebrar en su día!
Todo lo que se encuentra en la mesa está medido y estudiado. Fidelidad a la granja que le proporciona los huevos y búsqueda de la mejor patata, aunque suponga ir cambiando la región de la que traerla. En Taverna Pedraza se han hecho más de 16.000 tortillas, como reza en su contador, y todas ellas las ha preparado Carmen.
Y si seguimos con clásicos, también se puede encontrar una ensaladilla rusa, que presumen no haber aprendido de nadie, así como unas croquetas de jamón ibérico, que harán a más de uno plantearse si de verdad las de su madre son las mejores del mundo.
Foto: Diego Bartolomé
Cada vez que alguien pregunta por un sitio donde comer bien, donde el producto sea el mejor y el más respetado, la respuesta suele incluir a este restaurante situado detrás de la Gran Vía madrileña.
Es la casa en la que Juanjo López se posiciona como uno de los mejores chefs de la capital (y de España) al mantenerse fiel a un estilo que poco sabe de modernidades. Porque lo que Juanjo domina es la tradición renovada, el lujo del producto de temporada y el servicio de primera.
Foto: Borja Llobregat
Este restaurante, abierto en 1941 por Salvador Blazquez, guarda más historia en sus paredes, mesas y cocina que muchos libros de historia. Referencia gastronómica española, museo taurino y camareros de los de antes. Estos son los valores sobre los que se asienta este inmortal establecimiento de la céntrica calle madrileña Barbieri.
Una carta con lo más clásico de la gastronomía patria. Con sus entremeses, sus primeros y sus potentes segundos. Las especialidades de la casa son, como no, el rabo de toro estofado y los callos a la madrileña. Para terminar resulta imprescindible probar su arroz con leche y para los fans del chocolate, la mousse.
Foto: Diego Díez
Fundado en 1839 por Emilio Huguenin, Lhardy se convirtió en el referente de Madrid; y ahora con Milagros Novo a la cabeza, como una de las herederas, Lhardy sigue conservando la misma actitud romántica y tradicional de servicio impecable.
Si bien el cocido es un plato de origen humilde, Lhardy lo convirtió en lujo al utilizar productos de primera calidad y de elaboración propia. Desde la ‘bola’ –hecha con ternera y tocino triturado, pan rallado, huevo, ajo y perejil– hasta las verduras todo se hace con paciencia y cariño. “El caldo se pone con los ingredientes a las 8 de la mañana y termina de hacerse a la 1 de la tarde”, confiesa Milagros, que insiste en que el único secreto yace en el tiempo de cocción.
Foto: Marcos Ortiz
Toca dejarse de tonterías y olvidar los prejuicios. De pequeño, tu madre y tu abuela te metían en el plato esos riñones o hígados como quien no quiere la cosa pero tú eras más listo que el agua, no había quien te los colara. Pero ahora la cosa cambio y ya has llegado a una edad en la que aprecias un buen plato de casquería, aquella que te devuelva esos recuerdos de una niñez perdida y es por ello que llega La Tasquería. Resulta curioso que estando en Madrid no sea de lo más común aventurarse a darle una vuelta de tuerca a estos productos para alejarlos de las tradicionales recetas y convertirlos en alta cocina.
Es emocionante ver a tanta gente joven dentro de una cocina y una sala haciendo las cosas con gusto y con cariño, sirviendo los platos que más les apasionan y haciéndolo honestamente bien.
Foto: Marcos Ortiz / Panci Calvo / Cali Bibang
Cuando en Madrid se habla de cocido uno de los referentes que ilumina la mente de repente, es: La Bola.
Un buen cocido no tiene mucha ciencia, solo buenos productos cocinados con tiempo, con paciencia y más paciencia. En las cocinas de este tradicional restaurante se sigue cocinando los cocidos de jarras de barro individuales al carbón y que durante 4 o 5 horas. Desde 1870 la familia Verdasco -ahora con Mara a la cabeza-, se mantiene al mando de un lugar que empezó con una curiosa e ingeniosa forma de aprovechar el pequeño espacio que conformaba al restaurante. El ingenio ante todo. Y un desfile de gente a toda hora para probar esta delicia.
Foto: Marcos Ortiz
Con cocina de toda la vida. María Mayo y Pepe Bueno abrieron La Copita Asturiana en 1959, cuando decidieron venirse desde Valdés, Asturias a Madrid para probar suerte en la capital.
La carta se mantiene intacta -chosco de Tineo con cachelos, pote, cecina, cabrales, chuletitas de lechal de Burgos, manitas de cerdo, lubina, atún rojo, bonito en temporada- y es el toque de María el que sigue día tras día en la cocina.
Solo abren para comer, y bien que hacen porque lo bueno es digno de hacerse de rogar.
Foto: Diego Díez
Tortilla. Patata. Dos palabras tan sencillas y tan arraigadas en nuestras costumbres que al unirlas incluso pierden el significado de tanto repetirse, pero nunca el respeto.
Casa Dani está bien escondido dentro del Mercado de la Paz. Con más de 20 años a sus espaldas, es ahora un punto en donde la gente se sienta a probar su tortilla con patatas, huevos, y cebolla. 130 tortillas de lunes a jueves y más de 400 kilos de patatas de viernes a sábado. Los números no mienten, aquí hacen algo muy bien.
Foto: Diego Díez
Un modestísimo bar en los alrededores del mercado del Rastro y toda una institución en lo que a comer sardinas se refiere.
Siguiendo de cerca esta pasión, en Santurce también se le hacen muchos mimos a los pimientos del Padrón, el otro producto en el que se apoya la popularidad del bar y que siempre se sirve con unas heladas jarritas de cerveza.
Foto: Diego Díez