Pastelería Dolça

Entrar en Dolça, significa entrar en un mundo de exquisitez, artesanía, y buen gusto (en todos los sentidos). En el centro del Port d’Andratx, se esconde lo mejor de esta zona, una pastelería de autor llamada Dolça. Sus creadores, Joan Cuart y Mara Issa, se conocieron en Barcelona mientras trabajaban en el obrador de Oriol Balaguer. De ahí, comentan, aprendieron, se inspiraron y entre moldes y chocolate surgió el amor. «Decidimos abrir Dolça para poder crear nuestra propia línea y tener libertad para hacer lo que quisiéramos y cómo quisiéramos. Son creaciones muy personales y con unos ingredientes muy seleccionados combinando diferentes texturas y sabores», comentan.

Lo que puedes saborear en Dolça son sabores finos, con su dulzor natural, sin añadidos, sin recargar, sin ninguna pretensión más que respetar los sabores naturales del propio producto como norma principal, como la tarta de Albaricoque y vainilla con bizcocho de té Matcha. Menos es más, es su premisa.

‘’Veíamos que en Mallorca no se estaba haciendo este tipo de pastelería como en Bélgica, Austria, París o Barcelona. Queríamos salir de la pastelería clásica’’.

Aunque defienden que la pastelería tradicional no debe desaparecer, ellos como nueva generación de pasteleros, apuestan por una pastelería más atrevida y refinada, más arriesgada.

Su técnica de creación se basa en imaginar primero el sabor y probarlo, y si el resultado es bueno, ponen el producto a la venta.

Entre sus delicias podemos encontrar la tarta de chocolate y peta-zetas, las nubes de violeta y Açaí, las delicatessen de limón confitado, chocolate blanco y jengibre o las rocas de brownie y té matcha, también sin gluten como el Arroz inflado, chocolate con leche, avellana y frambuesa en polvo, entre más de medio centenar de productos creados para sorprender y cautivar los paladares más curiosos.

El producto final es como una obra de arte, después de crearlo, lo exponen en sus expositores, que simulan un museo, como obra para ser admirada, y es que en Dolça todo lo que hay te deja boquiabierto y salivando, y al salir de allí, agradeces la valentía y el talento de Mara y Joan por crear algo tan necesario como este pequeño rincón de deleite, donde todo el mundo entra para salir un poco más feliz.