Dentro de 2 días, el domingo 7 de Mayo, es el Día de la Madre. Un día muy especial en nuestro país en que agradecemos a ellas, las madres, todo lo que han hecho por nosotros a lo largo de nuestras vidas. Por eso y por otras muchas cosas, os proponemos el plan de ir a un buen restaurante e invitarla para hacer que se sienta a gusto y que disfrutéis en familia. Aquí os dejamos nuestra selección en la que podréis diferenciar entre lugares con aire más moderno o más clásico, todo lo necesario para que acertéis con ellas.
En 1982, Mercé Navarro fundó Roig Robí, un espacio gastronómico referente de Barcelona que, actualmente, conforma un clásico de la ciudad. Un espacio construidos sobre unos sólidos cimientos: la pasión gastronómica.
Su carta ha ido evolucionando, aunque se ha ido perfeccionando con los años, sigue manteniendo la tradición gastronómica de Cataluña. En su carta puedes encontrar verdaderas maravillas, tal y como sus los guisantes con butifarra negra, el estofado de sepia, lubina con coca de cebolla, su exquisito timbal de rabo de toro con puré de patatas… Sus postres no se quedan atrás, destacando la fresca la crema de yogur con sorbete de mandarina o el helado de avellana con merengue gratinado. Todo elaborado con el pescado más fresco del día, verduras de temporada y cercanía, y con carnes con D.O.
Aunque si os decantáis más por los menús de grupo, también habréis acertado. Podéis elegir entre cuatro menús distintos, elaborados con los mejores productos de temporada ¡Mamma mía!
Fotos: Ruth López
Si lo que buscáis es evadiros del mundo urbanita para disfrutar de una velada en familia, este restaurante, os ofrece un jardín escondido en el que disfrutar de los mejores platos de la cocina italiana y mediterránea.
Además de por su decoración, Il Giardinetto os sorprenderá con su variedad de platillos para disfrutar: el ou en panet, el Steak tartar o Tartar de atún son platos que deben estar en tu comanda. Pero si hay algo que debéis probar es la pasta; la reina de la casa. Tienen infinidad de variedades y todas exquisitas: su Sofía Loren, el trío, el rigatoni, las lunette de espinacas, los raviolis, la lasanga de mil hojas, los tagliolini putanesca o los spaghetti aglio, olio e peperoncino con toque picante. Para acompañar, no os vayáis sin probar los guisantes del Maresme con menta, son indiscutiblemente los mejores.
Fotos: Jara Varela
Tras revolucionaron la capital madrileña en 2016 con un restaurante de mercado, en 2018 Nino Redruello, Patxi Zumárraga y Jaime Santianes trajeron Fismuler a Barcelona. Conservando toda la esencia de su negocio madre en Madrid pero con guiños al producto local.
La carta de Fismuler cambia a diario puesto que trabaja en base al mercado, dando protagonismo a productos naturales, ecológicos y de kilómetro cero, «aquí no hay freidoras, sólo esencia de sabor y respeto por el producto», dice Jaime. Su mítico Escalope Armando, emplatado en mesa con huevo y trufa rayada, así como también la tarta de tres quesos, ya ha estado en boca de todos y sorprendido a muchos comensales. Pero si buscáis algo nuevo, también os recomendamos probar su tortilla de sobrasada mallorquina o el lomo de balacao fresco asado a la parrilla con salsa de miso. Dos ejemplos de simplicidad llevados a la máxima perfección.
Fotos: cedidas por el local.
Si ya habéis tenido la oportunidad de conocer Fismuler, habéis disfrutado con su apuesta por el producto de estación y la cocina a fuego lento, y buscáis algo diferente pero similar. Su hermano pequeño Molino de Pez os encantará.
En su local destaca una preciosa cocina abierta con parrilla y horno de leña donde ves a todo el equipo de cocina en perfecta coordinación como si de una danza se tratase. Raciones generosas con cocciones lentas con mano de madre y un recetario español que mantiene el cariño y cuidado que ella tanto se merece en su día.
Fotos: cedidas por el local
Si lo que más le gusta a vuestra madre es el mar, Batea es sin duda el restaurante al que la deberíais llevar. Ubicado en Gran Via de les Corts Catalanes 605 -puro centro, justo encima de Pl. Catalunya- y dentro del hotel Avenida Palace, esta “moderna marisquería” es la nueva joya gastronómica de Barna.
Aquí encontraréis una carta corta con ofertas de mercado. Lo que hay ese día en el mercado, es lo que compran y lo que te vas a encontrar en tu mesa. Mezcla entre atlántico y mediterráneo. Tanto en la comida, como en la bebida. Un concepto muy claro y consistente que comprobarás durante toda tu experiencia.
Si necesitáis recomendaciones aquí van nuestros favoritos: la “moluscada fría” que es tan freeeeshhhh como saltar al mar de cabeza, la una croqueta de nigiri en salsa verde que te sirven con el pescado del día, las Cigalitas con “agua de Lourdes” (pregúntales porque llaman así a esta salsa), y las almejas Gallegas con marinera especiada. Pero nuestra mayor recomendación es que pidáis pan y os sentéis a disfrutar.
Fotos: cedidas por el local
Mont bar nació principalmente como un bar cuya idea era servir los mejores vinos. La idea fue evolucionando y, ya hace 2 años con la entrada de Fran Agudo, chef-copropietario, pasó a ser un “bar” de alta gastronomía -sin olvidar los buenos vinos, claro.
Su carta se distribuye en cuatro propuestas diferentes para complacer a todos los paladares: Snacks, Del Pirineo al Mediterráneo, Del Mar al plato y Buenas costumbres.
En la sección de snacks encontrarás el crujiente de jalapeño y maíz, soufflé de berberechos, remolacha, anguila y caviar. En del Pirineo al Mediterráneo donde debes pedirte sí o sí la stracciatella, tomate cherry y vinagre de jerez o el eclaire de espárrago blanco y almendras. En del Mar al plato nuestros favoritos han sido caballa, gazpachuelo de hierbas y botarga, raya a la beurre blanc de caviar y espardeñas a la carbonara. Y si eres más de carne, Buenas costumbres es para ti: cochinillo ibérico con salsa cantonesa, steak tartar con café parís, pichón, col y patata ¡Os encantarán!
Fotos: cedidas por el local.
Los hermanos Janina y Xavi Rutia son los propietarios de Monocrom. Un restaurante con una gran bodega de vinos naturales, que hace las delicias de la gente del barrio de Sant Gervasi.
Su local es chulo, sin ser pretencioso. De todas formas, para Monocrom solo hay un objetivo y es lograr que tu nivel de confort llegue al máximo. Un restaurante donde vas a comer muy, pero que muy bien y vas a beber mejor.
Fotos: Beatriz Janer