Hubo un día de la primavera, cuando las tardes se empezaron a alargar y cada vez apetecía más reunirse en una terraza en el centro de Madrid, que se nos cayó el mundo al suelo al llegar por inercia al Buda Feliz y encontrarlo totalmente cerrado. ¿Qué ha pasado? El chino de la Plaza Luna, el chino de los Policías, el chino de las birras baratas y de los cacahuetes, o de las pipas, las tardes de reunión de chinos, familias al completo, jubilados, turistas y jóvenes modernos. El chino más antiguo de Madrid, desde 1974, cerrado, otro lugar en nuestra memoria malasañera, la nostalgia del Bocho, del Chamizo o de los Hermanos Campa.
Desde Octubre, la cosa cambió y si antes debemos reconocer que el reclamo y motivo de ir al Buda Feliz no era su comida china, ahora sí que debe serlo ya que el que fue el primer restaurante chino que abrió en España, ha decidido volver a sus orígenes para traer una gastronomía más enraizada y cercana al lejano continente, ni arroces tres delicias ni rollos primavera.
El Buda Feliz 1974, nombre que honra al año de su inauguración, cuenta con el conocidísimo Julio (Yong Ping) Zhang, padre de Soy Kitchen y de Lamián, como asesor gastronómico de una abrumadora y extensa carta que, según dicen, es un 85% de la cocina real de las diferentes regiones de China. Chinese street food, desde los rollos de carne con verduras y churro frito chino, de color negro, color que se lo da una masa casera, elaborada con tinta de calamar, al dim sum, esta vez de cordero, los tallarines hechos a mano o el arroz palomita con magret de pato. El picante está presente en cada uno de los platos, en diferentes elaboraciones e intensidades, pero lo llevan hasta los postres, con una tarta de chocolate picante que merece la pena probar.
Como comprobamos anteriormente en Soy Kitchen y en Lamían, ir a comer donde Julio es una auténtica vivencia y lo mejor es ir a ciegas, así que una buena opción es no perder la costumbre y lanzarte con uno de sus dos menús cerrados de degustación, de 25 y 35 euros respectivamente.
La transformación del local es absolutamente radical, dejando su característica huella del buen hacer a nuestras amigas de Estudio Lavela, Sandra y Raquel, que, inspirándose en la ciudad de Shangri-La, han llenado el enorme local de plantas, grandes lámparas y estampados exóticos. Por su parte, Ipsum Planet han creado el logotipo del restaurante así como su carta, un pantonario decorado con motivos dorados.
Nos aseguramos de que la terraza, menos mal, sigue estando. Vaya sorpresa nos hemos llevado, un Buda que renace, más guapo, más chino y más feliz.
C/ Tudescos, 5 (28004, Madrid)
Teléfono: 91 531 95 24
Horario: Abierto todos los días desde las 12h y los lunes desde las 17 h.
Texto: Lucía Gomez Meca
Fotos: Borja G.