Cuando investigamos acerca de un local con una larga trayectoria, descubrimos que la historia que nos cuenta, va más allá de la mera puesta en marcha de un negocio. El contorno y los años aportan al relato sustanciosos datos tanto históricos como culturales. Es el caso de El Cruce (Casa Rula), un bar restaurante ubicado en el impresionante entorno de la ría de Villaviciosa, que comienza su andadura en el momento en el que aparecen los coches utilitarios. Es este medio de transporte el que acerca a los primeros veraneantes a la playa de Rodiles, en la desembocadura de la ría, y Mariano García, su fundador, aprovecha la ocasión para vender refrescos en el arenal con su furgoneta de los años cincuenta. Una década después, abre un bar-tienda que acabará convirtiéndose definitivamente en el local que hoy regenta María Alicia García, y en el que pone todo su saber hacer y experiencia en una cocina que mantiene la tradición, y que nada tiene que envidiar o temer a la nueva gastronomía.
Aunque en su despensa hoy encontremos productos procedentes de otros países o regiones como el foie de bacalao de la zona de Sarlat, en Francia, la mayoría de los pescados que nos ofrecen provienen de los pequeños puertos pesqueros colindantes como Tazones o Lastres. Siguiendo la tradición que comienza cuando los pescadores se acercaban al local con sus capturas para luego ser cocinadas. Sobre la cocina de carbón, que a día de hoy se sigue utilizando, se prepararon cientos de calderetas y guisos marineros, muchos de ellos elaborados con los productos de la propia ría. Y es que cuentan en la zona, que la ría era su “nevera”. Cuando los oriundos se acercaban hasta sus orillas, preguntaban a sus vecinos si necesitaban que les trajesen algo. Todo lo que se consumía era fresco. Entonces los frigoríficos no tomaban espacio en las cocinas. Ni tampoco existía una carta; uno llegaba al bar y preguntaba qué había para comer. Así es como se hizo famoso el rollo de bonito , o las albóndigas de merluza con salsa de berberechos, que Alicia prepara cuando no es temporada de tan preciado pescado azul.
Una vez confeccionada la carta, los secretos que escondía la cocina, pasaron al papel escrito. Actualmente podemos elegir en ella varios de estos platos que los vecinos y los pescadores de la zona ya degustaban hace décadas. Muergos (navajas) guisados con arroz salvaje, raya escayuda (en la lengua asturiana “escayu” significa pincho) guisada con patatines o la ñocla (buey de mar) guisada, uno de los platos representativos de la casa. Pero no todo es pescado en Casa Rula, las carnes que provienen de la plaza del mercado, como la carrillada ibérica o el rabo de toro, comienzan a ser preparadas bien temprano cuando se atiza el fuego.
El olor de la leña y la brisa del mar, se mezclan en esta casa en la que no es extraño encontrar también a aficionados al vino que se acercan a probar su bodega y que comparten barra con la gente del pueblo. La cata es realizada por el yerno de Alicia, y puede llegar a probar más de cien vinos al año. Su filosofía es trabajar siempre con precios razonables, y ninguna botella supera los veinticuatro euros. Por el conjunto del local se pueden ver vinos representativos de toda España que comparten espacio con sidras D.O. no olvidemos que nos encontramos en la comarca de la sidra por excelencia.
Aunque no sólo la uva y la manzana tienen gran importancia en el local. La aceituna, en su versión prensada, es otra de las protagonistas. El aceite de calidad está presente desde el aperitivo, pasando por las elaboraciones, hasta los postres. Las tortas de aceite con con queso de cabra helado son un buen ejemplo de ello.
Y es que Casa Rula no deja de sorprendernos hasta el final, dónde si no, uno puede acabar una comida con postres tan dispares como la Leche de Seloriu frita o con su Jemaa el Fna (sorbete de té árabe).
Seloriu, Villaviciosa. Asturias
Precio medio: 15/20 €
Horario: De viernes a miércoles de 12h a 01h
Texto: Daniel Acevedo
Fotos: Laura Meixús