Cuando a uno le dicen “vamos a El Flaco”, piensa que va a comer en cualquier sitio menos en un tailandés. Pero así es y puede que sea uno de los mejores de Madrid. Por eso, el hecho de que esté escondido en el barrio de Prosperidad no es un problema, porque a El Flaco uno va a tiro hecho y no de paso y curiosamente siempre está hasta los topes a consecuencia del boca a boca. Todo son indicativos de lo bien que se come, de la calidad de su cocina y del buen rollo que se respira.
Para más datos, El Flaco tampoco hace referencia a un español (estás pensando en uno del sur, seguro), si no a un sueco, Andy Boman que, por cierto, hace honor a su apodo. Inquieto y apasionado a partes iguales por la cocina y el viajar, ha recorrido medio mundo trabajando y comiendo en los fogones de Inglaterra, Francia, Israel, Grecia o El Congo, para terminar montando su casa en la calle Javier Ferrero, escondida y bastante fea, pero es su casa. “Podría estar en el centro y no preocuparme nunca por si está lleno o no. Pero me gusta estar aquí y saber que quien viene lo hace porque quiere comer en mi casa y no porque pasaba por esta calle”, dice Andy, y tiene toda la lógica del mundo.
Su carta no es larga, un folio a una cara, y cambia a placer del mercado, de las estaciones y del propio Andy, que siempre anda buscando un plato aún mejor, aún más sabroso, aún más sorprendente. Pero hay cosas que permanecen como el Curry verde de mar que hace con un pescado, en esta ocasión rodaballo, mejillones como puños, langostinos y albahaca thai. Es uno de sus paltos más famosos por la delicadeza que emplea al mezclar tantos ingredientes, tantas especias y tanta potencia logrando sin embargo un equilibrio para que se respeten todos los sabores.
Pero vayamos por partes. La experiencia siempre comienza con un aperitivo que ya anuncia lo que vendrá. Por ejemplo, una Crema de batata y leche de coco con lemongrass, jengibre, semillas de amapola y cebollino picado y una lámina de coco fresco. Un cuenquito para abrir boca con mil ingredientes dentro. Recomendamos que continúe con la Sopa Tom Yam, uno de los platos más famosos de Tailandia, muy especiada y algo picante (como todo), con un buen langostino, shiitake y chantarela. El Tataki de atún, naranja Sanguina, sésamo y aguacate relaja el paladar y aunque estemos hartos de tomar tataki, este merece la pena. Pasa como con el Bao de panceta cocida en caldo cantonés, con la fiebre por el bao hemos probado cientos, pero este es diferente, aunque solo sea porque ese caldo cantonés es una receta propia. Pasando a las carnes, las Brochetas de lomo de vaca con spicy hoisin, sabrosas y agridulces; y un Steak tartar diferente, pues se hace con cordero lechal, tahini y piñones, que sorprende porque la carne no resulta nada fuerte y la mezcla es sabrosa y diferente. El final de una fiesta perfecta lo marcan la Crème brûlée con mango y maracuyá y un cóctel.
‘Sorprendente’ es la palabra que define El Flaco. En este pequeño espacio con forma de ‘U’, con una barra en el centro, mesas a ambos lados y cocina vista al fondo, se dan cita los que van a buscar a Andy y los parroquianos del barrio, porque la cocina de Boman engancha.
Calle Javier Ferrero, 8, 28002 Madrid.
Teléfono: 911 996 502
Horario: de martes a sábado de 13:30h a 16:00h y de 20:30h a 00:00h; domingo de 13:30h a 16:00h.
Precio medio: 40 euros
Texto: María G. Aguado
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz