La consigna del Mayo del 68 francés era que “bajo el pavés, la playa”. En el Madrid de 2019 no hay pavés pero sí asfalto y en vez de playa está la impresionante arbolada de El OIivar de Castillejo. En el distrito de Chamartín, entre bloques de viviendas, un jardín que uno creería casi onírico se abre entre olivos centenarios, dando vida a este singular espacio, gestionado por la Fundación Olivar de Castillejo.
Allí, rodeada de edificios, se extiende una enorme extensión que aísla al madrileño de la cotidianeidad, del calor del humeante asfalto y lo convierte en un paraíso terrenal en el que demostrar que la naturaleza tiene cabida entre las calles de la capital. Árboles con más de un siglo de antigüedad sirven de cobijo natural de este icónico lugar, en el que las sillas y las mesas se dispersan bajo las espléndidas ramas, que ejercen de testigos vegetales de las divertidas noches que el Olivar ofrece para paliar las inclemencias del verano castizo. Además, tiene una curiosa propuesta musical, a base de recitales y conciertos, que dan comienzo a las 20:00h, a un precio cerrado de 10 euros, con los que puedes dar comienzo a tu experiencia ‘olivarera’ desde el mismo afterwork.
En una suerte de perpetuo picnic, con una cocina sencilla y desenfadada, el Olivar de Castillejo se imbuye de un espíritu mediterráneo que bien podría firmar Estrella Damm, cuya presencia se hace notar desde la barra en madera que preside la terraza. Perfecta para maridar la carta del local, que se viste de producto y de matices refrescantes, teniendo una buena parte de protagonismo los crudos, ahumados o marinados, haciendo así aún más ligeras y casi etéreas las noches del Olivar.
Ejemplos como el steak tartar, que se acompaña de helado de mostaza, la burrata, los nacos o las sardinas ahumadas con guacamole y salmorejo sirven como alegato gastronómico, por cuenta del grupo El Escondite -responsables de Barbara Ann, Lady Madonna, El Escondite de Villanueva o el Café Comercial- de un espacio al que no podremos volver cuando el verano de sus últimos coletazos.
Concebido como un espacio popup, que además sólo abre las noches y cuya reserva previa es casi obligada -debido a la alta demanda-, el Olivar de Castillejo reivindica frescura y un carácter natural, nada impostado, en el que sus suelos de arena y los lamparines contrastan con el carácter fragante que los árboles emanan por la noche, convirtiéndolo en un paraje casi de ensueño, que pocos creerían que fuera posible de descubrir en el impasible cemento de la ciudad.
Dirección: Calle de Menéndez Pidal, 3B.
Horario: Martes a Jueves de 21:00h a 00:00h. Domingo y Lunes cerrado.
Teléfono: 663 95 90 50.
Precio medio: 25€.
Texto: Jaime de las Heras.
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz.