El experimento de Iván Pavlov y sus perros es uno de los más conocidos en la historia de la psicología. Pavlov utilizaba una campana para llamar a los perros a comer, después de varias repeticiones, los perros comenzaban a salivar en cuanto escuchaban la campana. Este experimento es el que da nombre a una preciosa cafetería de La Latina regentada por Alejandro, un psicólogo que decidió dar un giro a su vida y abrir una cafetería de especialidad.
El perro de Pavlov es un local acogedor, hogareño y en el que destaca una oferta gastronómica de calidad. Un local en el que Alejandro ha puesto todo su corazón para conseguir un espacio en el que te sientas bien recibido. Su idea nació cuando se encontraba al otro lado del mundo, en Australia, donde estuvo viviendo durante dos años.
En el perro de Pavlov encontrarás una carta sencilla pero con una buena variedad de opciones para desayunar, comer o merendar. Café de especialidad, zumos naturales, tés infusionados o cervezas artesanales son algunas de las opciones que encontrarás para beber.
Los chai lattes es una de las razones por las que acudir a esta cafetería, ya que disponen de una amplia variedad, además de ser una bebida muy atractiva por los colores llamativos que tienen. En el perro de Pavlov podrás tomar té de cúrcuma (amarillo), de remolacha (rosa), de flor de guisante (azul) y el té matcha (verde). Para acompañar los chai lattes puedes hacerlo con galletas, tartas o bizcochos; una repostería que se caracteriza por ser casera, sin conservantes ni aditivos. Pero si prefieres un bocado salado, en El Perro de Pavlov también encontrarás otras opciones. Sus tostadas están elaboradas con pan de masa madre y productos locales. Encontrarás hasta seis opciones, entre las que destaca la tosta de hummus de remolacha o la de aguacate con tomate.
Su decoración también te llamará la atención. Bancos de madera, tonos verdes y blancos y pequeños detalles como una bola del mundo hacen de este espacio un lugar curioso.
El perro de Pavlov es una cafetería que nació de una ilusión y se ha convertido en un lugar al que acudir para desconectar, un espacio en el que sentarse y disfrutar de un buen café acompañado con un trozo de pastel o una deliciosa tostada. Un local que después de probarlo entenderás la teoría, pues comenzarás a salivar cuando vuelvas a pensar en él.
Horario: de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas
Dirección: Costanilla de San Pedro, 5, 28005 Madrid
Texto: Elena R. Feijóo
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz