Hablamos con Miquel Matas, director de arte y diseñador que junto a su padre Quim Matas ha creado El sofregit, algo tan esencial como comercializar el buen sofrito de cebolla de toda la vida.
¿Cómo empezó la historia del Sofregit? ¿ Cuándo empezó tu padre esta aventura que se ha convertido ya en una la tradición?
El sofregit de ceba Quim Matas nace de la necesidad de improvisación y de dar un servicio de calidad y rapidez a sus clientes. Un artículo que pretende solucionar uno de los hándicaps de la cocina, el tiempo de elaboración. Reduce el proceso de preparación del plato, así como facilita la cocción e incrementa el sabor. La tradición, si lo podemos llamar así, nace hace muy poco. Mi padre se dio cuenta de la necesidad de un producto base o madre para la cocina tradicional, y empezó a buscar formas de producirla en cantidades considerables. Hace tres años empezó a producirlo en pequeñas cantidades, para probar, compartir y escuchar a la gente. Después de dos años el producto empezaba a venderse con regularidad hasta que los clientes preguntaban: “¿cuándo vuelves a hacer sofregit?” y es cuando decidimos hace un año, empezar el proyecto con la identidad gráfica y la marca. Producir de forma regular y siempre tener stock para vender. Tener una especie de producto estrella y original de la tienda. Ahora la gente lo quiere, no solo los días festivos sino en la cocina del día a día.
¿Cómo convenciste a tu padre que teníais que comercializarlo vía online?
Realmente no le convencí para venderlo online, yo lo que quería era hacer de aquel producto un producto con identidad, reconocible para los usuarios. Dar un paso mas allá del típico bote de conserva sin etiquetas, con tapas reutilizadas, etc. Era la oportunidad perfecta para crear marca y dar a conocer este producto que ya estaba funcionando poco a poco a nivel local. Así que lo de venta online fue posterior, lo decidimos para probar, sin pensar si era buena o mala idea. Quizá ahora vemos que no es tan importante, que estos productos funcionan más en establecimientos físicos. Sobre la marcha hemos ido tomando decisiones, con las opiniones de todos, porque también están mi hermano y mi madre.
¿Qué referencias tenías para hacer el diseño?
Uff! Referencias! Complicado… No soy mucho de coger referentes, y menos para este proyecto, que era totalmente libre, no tenía que convencer a nadie! Quizá me inspiró todo aquel material viejo y clásico. La película en blanco y negro, la mezcla de tipografía con serifa y la escritura manual, los diarios personales, las recetas escritas, etc. Hablar de un producto viejo, muy nuestro, con origen. Creo que estas son la razones que me llevaron a presentar esta imagen. La sinceridad del producto. También el espíritu crítico y especulativo con el que me gusta trabajar. Distorsionar aquel formato de venta y presentación. Reinventar el entorno de un producto cotidiano; cebolla y aceite; presentarlo con un formato mas hi-tech, minimal o como lo queráis llamar. Dar más valor aquello aparentemente ordinario y sencillo. No lo sé, sinceramente me dejé llevar por lo que me apetecía, con la idea de dar más visibilidad a este producto, y de alguna forma regalar una imagen con la firma de mi padre, un pequeño gesto de agradecimiento a su persona y a mi familia.
¿Qué producción tenéis?
Se produce entre 4 o 5 veces al año, cada 3 meses más o menos. Cada vez se utilizan unos 600kg de cebolla y 60 litros de aceite de oliva. Como resultado tenemos unos 1000 botes de 250g.
¿Cómo lo recibe la gente? ¿Qué feedback os da?
La gente está encantada. Es un proceso lento, más del boca a boca que de la publicidad. Cada día tenemos nuevos clientes interesados en el producto, y poco a poco empezamos a notar que la gente lo tiene como un imprescindible en sus cocinas. Lo más interesante es la diferencia de personas que lo consumen, desde el cocinero de toda la vida o el superviviente en los fogones. Un producto genial para revalorizar tus platos.
¿Os gustaría ampliar la gama de productos?
Mi padre siempre ha producido por su cuenta, no solo en cocina sino en elaboración de embutidos, pastas, etc. Me atrevería a decir que nunca va a dejar de ampliar sus productos, sabe como reinventarse día a día. Los clientes más próximos y fieles durante todos estos años son los que mejor lo saben. Me gustaría hablar más de reinventar o investigar que de ampliar. Hay productos que ya no se comercializan, hay que hace solo un par de meses que los producen, es más una cuestión de no aburrir al cliente y de ofrecer nuevos productos mas próximos y de la máxima calidad.
¿Cómo ven los vecinos del pueblo este nuevo diseño y distribución?
La gente está muy contenta de ver un producto tan humilde, hecho en casa y que funcione. Prefiero hablar de la imagen que tiene que no del diseño, soy muy crítico y escéptico con esta palabra, lo siento. Un producto con una imagen de cercanía, transparente, clara y que no vende humo. La distribución esta funcionando básicamente en establecimientos, especialmente en el nuestro que es donde nació y la gente sabe que lo va encontrar. Es un proceso lento pero estamos intentando llegar a otros sitios fuera del territorio, con algún mercadillo o con la ayuda del propio cliente cuando habla de él. La venta online era un excusa para facilitar las logísticas de venta a los comercios, no tanto para vender directamente al hogar. Así que si tenéis una tienda o hacéis distribución contactad con nosotros, estaremos encantados de que lo podáis probar!
¿Cómo es el día de producción?
Se produce en unos dos largos días. Primero se cortan las cebollas y luego junto con el aceite se cuece durante 10 horas, aquí el secreto, el tiempo. Vendemos sofregit pero también vendemos tiempo, algo muy valioso hoy en día. El segundo día, es cuando se rellenan los botes y se hace la esterilización, para cerrar y conservar el producto. Los controles de sanidad y de calidad que hemos hecho nos demuestran que el producto tiene una vida de dos años en conserva. El día de producción es una maratón, muchas cazuelas, mucha cebolla, mucho aceite, mucha paciencia y mucho cariño.
Fotos: Alba Yruela