Es experta en lograr que algo tan cotidiano como es el hecho de sentarse a la mesa se convierta en una experiencia sensorial tan completa en la que se mezclan el arte, el diseño, la gastronomía y las sensaciones. Y todo gracias al ingenio y buen hacer del equipo con el que forma We Crave, su estudio de diseño en Madrid.
Venezolana de nacimiento y madrileña de adopción, entrevistamos a Vanessa Redondo, fundadora y directora creativa de We Crave, en el restaurante Garra Bar del Hotel Barceló Torre de Madrid.
– ¿Cómo nace We Crave?
We Crave, es una convicción personal, un espacio creativo enfocado en establecer interacciones entre disciplinas creativas utilizando el diseño como el vínculo tangible para conectar con las personas. Creemos en el pensamiento conceptual y en desafiar la relación entre la artesanía, la industria y la innovación.
– ¿Qué ofrece vuestro espacio de diseño?
Antes que nada, un espacio para todos los creativos y el publico, para crear, para discutir ideas, para exponer su trabajo, para reunirnos a tomar un vino y hacer posible una idea por mas alocada que parezca…
Profesionalmente, somos de carácter conceptual, buscamos trasmitir una ideal, un sentimiento, una opinión con lo que creamos. Nuestro trabajo se extiende desde el desarrollo de materiales experimentales, productos, espacios interactivos a experiencias sensoriales y/o gastronómicas.
Creemos en crear algo atemporal , en proponer una idea/pieza/experiencia, que evoluciona con el paso del tiempo y con la interacción con el usuario, convirtiéndose en experiencias.
– ¿En qué momento decidís conectar vuestro trabajo con la gastronomía?
Me gustaría confesar que tanto yo como todo mi equipo en We Crave somos apasionados de la comida. Creo que esto ha influido mucho porque disfrutamos el proceso en conjunto al chef y, muchas a veces, se nos olvida que estamos trabajando.
La idea nace de la misma convicción de trasmitir emociones e ideales a través de nuestros diseños. De esta forma, nos dimos cuenta que la gastronomía era un medio ideal. Es un bien primordial para todos y que posee la habilidad de despertar recuerdos y sensaciones como ningún otro medio; el publico reacciona instintivamente y deja de lados todos lo prejuicios, se abre a ser sorprendido.
Trabajamos en cada proyecto siempre con la idea de desafiar los ideales y costumbres establecidas alrededor de la comida, es un mundo infinito de posibilidades. Y, para nosotros, es una oportunidad de crear en todos los ámbitos que nos gustan, ya que desarrollamos el concepto, diseñamos los recipientes y el menú en colaboración con el chef, y le damos un toque final a través de la escenografía y la teatralidad del evento.
– Primero fue Incógnito, luego Instincts y después Cacao. ¿Qué será lo próximo que veamos?
En los últimos meses hemos estado trabajando en un proyecto muy interesante para la marca de gin Nordés, un viaje sensorial por las virtudes de la tierra donde nació esta ginebra. “El viaje Nordés” ira recorriendo diferentes locaciones de la costa española durante el verano.
Para nuestro espacio, tenemos en desarrollo dos experiencias gastronómicas. En Octubre, Duality, una experiencia que cuestiona nuestra relación actual con la tecnología y las plataformas sociales. Estará solo una semana por ahora, ya que la hemos concebido para Dutch Design Week. Y, en Noviembre, Delta Construction, un proyecto de carácter benéfico, que nace como colaboración con la Fundación Artesano de Venezuela para mostrar el valor de la artesanía cestera del Delta del Orinoco trasladando las técnicas artesanas a la gastronomía venezolana.
– ¿Un restaurante que nos recomiendes?
Difícil quedarme con uno… cada cual tiene su encanto. Durante la semana, tanto en los desayunos como almuerzos voy Olivia te cuida. Tiene un ambiente desenfadado, comida natural y honesta, y te sientes como en casa. Me cautivó desde que llegé a Madrid y es algo que no ha cambiado en 7 años. En cambio, para algo mas formal, Kabuki , por su sencillez y, al mismo tiempo, riqueza de la gastronomía, ademas de un producto excelente.
– ¿Y un plato?
Eso es muy complicado… tengo varios y me da por épocas comerlos compulsivamente. Podría resumirlo en tres grandes secciones: lo “raw» de atún o pez mantequilla ( ceviches, carpaccios , tiraditos , tatakis… ); la pasta, en todas sus versiones, pero mi preferida es el Linguini all’astice por su sabor equilibrado del mar. Y por último, lo venezolano, porque sabe a nostalgia de casa y esta llena de recuerdos.
– ¿Podrías elegir un producto fetiche?
La cafetera , porque no concibo empezar mi día sin un buen café. Además, en todas sus versiones: la moka, la francesa , el café colado ( típico venezolano ) conocido aquí como ‘puchero’, hasta la maquina Nespresso.
– ¿Y un trago?
Soy de una buena copa diaria de Albariño, eso sí, bien fría. Pero si hablamos de un cóctel, el Pisco Sour tiene la combinación perfecta entre frescura e intensidad.
– Si nos invitaras a cenar a tu casa, ¿qué nos cocinarías?
De primeras algo venezolano, me encanta compartir mi cultura. A modo de aperitivos, unas arepas mini, aunque en España ya son un «must». Y, en cuanto a principales, alguno de mis dos favoritos, Polvorosa de Pollo o Asado Negro. De postre cocinaría una mousse de maracuyá. Somos de postres dulces pero frescos en Latinoamérica.
– A la hora de salir a cenar con amigos, ¿cómo te gusta ir vestida?
Siempre con un estilo desenfadado. Me gusta ir cómoda y con colores neutros , en su mayoría el negro. Soy de vestidos y faldas y de esas personas que le gusta mezclar prendas elegantes con zapatillas converse y un accesorio muy llamativo.
Para el primer look, Vanessa lleva un vestido de lunares con cinturón de Easy Wear y zapatos de salón en color negro, de Fórmula Joven. Para el segundo look, la artista lleva una camisa negra de manga corta, de Easy Wear y falda de rayas de Tintoretto.
Texto: Ana María Clemente
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz