Restaurante Es Molí

Uno de los lugares más especiales de la costa noroeste de Mallorca es sin duda Sant Elm, un pequeño pueblo costero envuelto por la magia de La Dragonera (un islote protegido como parque natural), protagonista y testigo de uno de los mejores atardeceres de esta isla.

En Sant Elm, siguiendo el camino que conduce hacia la sierra de Tramuntana, te toparás con un llamativo Seat 600 azul aparcado. Ahí es donde se encuentra la entrada de Es Molí, un restaurante hecho con muy buen paladar, no sólo por su oferta gastronómica sino también por su diseño y su ambiente: lejos del bullicio de la primera linea de mar.

Jack Balaguer, herrero de profesión, decidió en un momento de su vida crear un restaurante en el que la premisa fuera sentir la misma sensación que él tenía cuando viajaba por el mundo visitando restaurantes que le gustaban. «Un lugar bonito y donde se coma bien con producto de calidad y se cocine amb cor«, dice Jack.

En Es Molí han apostado por un tipo de cocina mediterránea con guiños de cocina internacional, capitaneada por el chef Cesar Pascual. Uno de los best sellers de Es Molí es el tartar de atún de almadraba con aguacate y perlas de yuzu; el pollo al curry Tom-Yum con piña asada y anarcardos fritos; las gyozas fritas de lechona mallorquina o el foie con ensaimada Can Jaume y reducción de Oporto. Todos para chuparse los dedos y repetir una y otra vez.

«Nuestros clientes son de todas partes y también de aquí, y algo que nos da mucha satisfacción es que ya somos una pequeña familia, si vienen una vez, normalmente repiten» nos comenta Jack. Este no es sólo un lugar de paso para los veraneantes, sino también un sitio para quedarse y disfrutar. «Nos gusta y nos nace dar un trato familiar, somos un equipo que nos llevamos muy bien y esa energía se respira» concluye.

En los postres continúa la misma elegancia que en los platos. De hecho, la maceta Es Molí, está creada en colaboración con los vecinos de Dolça Pastisseria.

Porque todo lo bueno es una unión de pasiones fusionadas y todo lo que se hace con el corazón siempre sabe bien. Y si se hace en Sant Elm, sabe mucho mejor.

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