Pepi De Boissieu y Ana Domínguez forman Baba au Rhum, un estudio creativo donde la comida es el eje central. En Baba au Rhum utilizan el diseño y el arte para crear proyectos, situaciones y eventos a medida que dan respuesta a cada uno de sus clientes.
Viniendo cada una de un lugar distinto, ¿cómo se cruzan vuestros caminos para trabajar juntas?
Pepi: Actualmente, trabajo también en Food Cultura. Previo a esto, con 21 años, monté un restaurante en Bahía, Brasil; un bistró de comida mediterránea a pie de playa que abrí con una socia italiana. Después, estuve viviendo en París y, de repente, surgió la oportunidad de venir a Barcelona. Una vez aquí, conocí a Antoni Miralda; era mi vecino. Gracias a él, entré en el proyecto de Food Cultura. Allí conocí a Ana y nació BABA.
Ana, como contrapunto, tú vienes del diseño gráfico.
Sí, estudié Diseño gráfico en Eina. Después trabajé en los estudios Bis Dixit y Astrid Stavro donde desarollé varios proyectos. Finalmente, con Apartamento me inicié en la dirección de arte.
El primer trabajo que tuvimos Pepi y yo fue el OFF MENU, en la feria Alimentaria. Allí tratamos de promover el espíritu de vivir la comida en espacios de la ciudad, que no estuviera tan recluido a un recinto.
¿Cuándo decidís montar BABA?
Lo decidimos con el proyecto de diseño y sostenibilidad que hicimos para el festival oh!BCN 2012. La temática eran las plantas y les propusimos hacer un menú ligado al concepto “Silvestre”. Es decir, el menú se centraría en las plantas silvestres que hay en la zona de Catalunya. El monte está lleno de comida y puedes sobrevivir con lo que te encuentras. Sin embargo, estamos muy alejados de la naturaleza y acostumbrados a comida “domesticada”. Con este proyecto, les demostramos que podíamos hacer un menú integro de plantas salvajes. Además, construimos un herbario físico para que la gente reconociera las plantas, hicimos cartelería y fichas que incluían recetas e información sobre periodos de recolección.
Estamos acostumbrados a ir a eventos en los que te dan cuatro pinchos malos y una bebida alcohólica de la marca de turno.
Elevando la comida a la categoría de Arte.
Sí, lo más importante es que haya una historia que contar. Debemos tomar conciencia, y que la persona que nos contrate sepa que tenemos un concepto detrás personalizado y aliado a su evento.
¿Cómo surgió vuestro nombre?
Pepi: Es el postre favorito de mi padre. Además, siempre se acorta el nombre y queda como BABA, que quiere decir abuela; una figura muy relacionada con la comida.
¿Qué prima en vuestra filosofía culinaria?
Nos interesa el origen de la comida, la calidad y artesanía del producto. Es un proyecto de comida, pero no tiene que ser de gastronomía. Lo que nos interesa es que la comida se aplique al cliente, personalizarlo.
La restauración se está trasformando. Está demandado algo más acogedor y accesible, que todo el mundo se atreva a cocinar y experimentar. Creemos que la comida es una herramienta de comunicación.
¿Cuál es vuestro primer recuerdo relacionado con la comida?
Ana: Recuerdo estar en casa de mis padres, en el Empordà, envuelta en una manta, durante la comida, y ¡atragantarme con una ensalada de pepino! (Risas). Dejando a un lado esto, mi padre, que es manchego, me cocinaba siempre.
Pepi: Mi recuerdo mas inmediato con la comida, y también bebida, es de cuando era muy pequeña y mi padre, que es francés, me daba a probar quesos realmente fuertes y me dejaba mojar los labios en vino. Era una sensación extraña pero lo agradezco, me educó el paladar.
Texto: Alba Yañez
Retratos de Pepi y Ana: Lita Bosch