A Juan Martini, propietario del Fat Veggies -recordemos; primo-hermano del mítico ya Fat Barbies-, no le gustan las etiquetas. En su nuevo restaurante se centra en los vegetales, pero no es un sitio para vegetarianos o veganos. Es un sitio para la gente que le gusta comer.
Solo entrar al local ya percibes que se trata de algo auténtico… La decoración, creada por su hermano, llena el local con recortes, adhesivos y trazos que muestran el gusto por lo original.
De todos es sabido que, si te gusta la carne o el pescado, es fácil acabar disfrutando de un chuletón o una buena dorada. Pero si te dicen que gozarás igual – o más- con una remolacha o con un celeri… ¿te lo crees? Pues bien, podemos afirmar que si aún tienes dudas es porque aún no has ido a Fat Veggies.
En su carta. Stop. Aviso: No pasa nada porque preguntes al camarero sobre este o aquel alimento que no tienes ni pajolera idea de lo que es. Es normal y precisamente se trata de eso. El staff te aclarará qué quiere decir Furikake, Labneh o Dukkah o cualquier otra movida que no entiendas. Qué mejor que aprender y probar algo nuevo, ¿no? Bueno, a no ser que seas el clásico vago que no quieres salir de tu bucle “sota-caballo-rey” de tu restaurante o delivery favorito. Pero como sabemos que no es el caso, porque eres un fiel seguidor de Plateselector (sino no estarías leyendo esto ahora mismo), aquí van algunas de nuestras recomendaciones:
Antes que nada, un aplauso a la chef María Inés Duarte, la genia detrás de la cocina, que posee un manejo del fuego y su poder de cocción digno de admirar. Ella y el equipo hacen que lo difícil parezca fácil y eso en restaurantes se ve pocas veces.
Para empezar, podrás elegir unos platos “para compartir”. Desde unas bravas o unas croquetas – que sí…, es posible hacer croquetas sabrosas solo con vegetales!-, o un hummus de habas blancas y Galletas de Semillas o un pan plano de patata fermentada con Zaatar (este último no puede dejar de pedirlo).
Sobra decir que todas las elaboraciones las hacen ellx mismxs.
¡Seguimos!
En los “emplatados” – se pone interesante- hay: Polenta, stracciatella y brassicas. También hay curry verde aromático, bimis y trigo de Florence. Estofado de garbanzos de alta montaña o Bocadillo de celeri, chucrut de hinojo y mayonesa de mostaza. Este último es perfecto para que lo pida el típico colega gañán, que piensa que se quedará con hambre. No solo no se equivocará, sino que saldrá dando las gracias a Juan, a María Inés, a ti, a Plate y ¡a la madre… Naturaleza!
También en la carta hay lo que llaman “vegetales”, donde podemos comer: zanahorias, romesco y gremolata. Remolachas, remolacha y labneh -no, no es una errata, es que en Fat Veggies, como ellos profesan en su carta: “Puede que esta cabaña sea un poco confusa, el mole verde, no es mole verde” -, también col picuda, chucrut, dátiles y dukkah – ¡no mires que significa dukkah por internet y ve al Fat veggies a probarlo anda! o los espárragos y rábanos, muhammara verde y yogurt.
Por último, los postres. Brownie, sésamo y cardamomo, el Músico y/o el flan de miso y manzanas ahumadas.
Para regar el gaznate obviamente hay vinos -naturales como no podía ser de otra manera-, hay ginger ale casera, kombucha de sauco y menta, zumos de frutas fermentadas y demás bebidas que puede no hayas probado aún y que seguro tu lado más curiosos no puede hacer más que desear catarlas en buena compañía.
¡Pasa de las etiquetas y ve a disfrutar de lo que seguro será una buena comida o cena!
Texto: Khaled Abbas Marcet
Fotos: Maite Apellaniz