Si hay un país dulce, afrutado, acogedor y cálido, ese es el archipiélago de las Filipinas. Posee el título oficial de paraíso terrenal gracias a sus bellas playas, a sus deslumbrantes paisajes naturales y al impresionante fondo marino que lo rodea. Todo ello reforzado con el encanto de sus gentes que te regalan una sonrisa a cada paso que das. Ahora es momento de hablar de su gastronomía, que se basa en el consumo de frutas tropicales así como del pescado fresco de sus mares.
La cocina filipina es básica, sencilla, elaborada con frutas y verduras típicas, arroz, y por supuesto pescado y otras especies marinas como calamar, mariscos… cocinado principalmente a la brasa. Influenciada por la comida malaya, china y española, la gastronomía filipina no nos dejará indiferentes.
Nuestro recorrido empezó en la isla de Palawan, un lugar del que es fácil de enamorarse gracias a sus cristalinas aguas. Se trata del sitio perfecto para comer en la playa un sabroso pescado a la brasa, calamares o langostinos a la plancha, siempre acompañado de arroz blanco y frutas.
Si prefieres carne puedes pedir un clásico lechón, es decir, cerdo asado, especialidad isleña que encontrarás fácilmente como comida callejera. Se prepara rellenándolo de limón y cebollino, tras lo cual se cocina durante unas 6 horas a fuego lento a la leña, gracias a lo cual nos deja ese aroma especial que nos regalan las brasas. Otro de los platos más típicos de la zona es la sopa Sinigang, realizada tanto con carne como con pescado y verduras con un toque picante.
La siguiente isla que visitamos fue la de Panglao, una zona que posibilita al viajero conocer bosques, grandes extensiones de impresionantes campos de arroz y un buen lugar para descubrir más sobre el archipiélago de las Filipinas. Desde aquí podemos tomar un tour por los manglares, uno de los principales atractivos turísticos de la zona, donde existen restaurantes flotantes que sirven los platos más típicos de la región como el cangrejo, el arroz con pollo crujiente, mariscos a la brasa con salsa picante o el famoso pancit, una pasta local usada en gran parte de Asia por gran valor nutricional y bajo contenido en grasa, cocinada al wok con diferentes verduras.
Una forma que nunca falla de probar la gastronomía local y sobre todo sus deliciosas frutas tropicales, es paseando por mercados locales como el de Valencia o en los puestos de comida callejera, donde encontramos uno de los platos típicos recetado para combatir la resaca: el sisig, preparado con la parte interior de la cabeza del cerdo desde el morro hasta las orejas, sesos… al que se le añade hígado, chili, laurel, limón y otras especias.
La mejor cocina fusión la encontramos en Pilta Basta Cuisine, una apuesta muy variada de platos filipinos o en Barwoo. Atrévete con algunos de los preparados influenciados directamente por la colonia, y por tanto por la cocina española como la Kaldereta, un estofado de carne con salsa de tomate natural. Pero también vale la pena probar un plato de procedencia hindú, el kare kare, uno de los platos callejeros por excelencia cocinado con rabo de buey, patatas, verdura, chili picante sobre una espesa salsa de cacahuete.
Si te atreves con preparados más locales tienes que probar el balut, si te contamos lo que contiene es probable que nunca lo pruebes, pues rara vez se ve a un occidental comiendo uno, pero para los filipinos es una delicatesen y además afrodisiaco. Y para los vegetarianos el plato estrella es el lato, un alga marina conocida como el caviar verde. En Alona Beach encontrarás varias propuestas vegetarianas o veganas como Shaka Bohol, cuyos platos se presentan como hermosas flores, compuestas a base de frutas y verduras.
Postres típicos, el más común es el halo halo, una curiosa combinación de helado, macedonia de frutas y granizado. Pero nada comparado con un buen mango, son los más dulces y lo puedes acompañar del agua de coco con su pajita de bambú, perfecto para tomarse sentado en la blanca arena de alguna de las hermosas playas del litoral isleño. Otras opciones que encontrarás en cualquier panadería o puesto callejero de dulces son: el twiri yoyo, binangkal, hopia o el pan de coco.
Restaurantes
Texto y fotografía: Laura Torres