Fino Bar surge del deseo compartido entre un grupo de amigos de crear algo propio desde cero: un bar que refleja su pasión por la gastronomía. Inspirados por sus encuentros en una sociedad gastronómica y sus sesiones de cocina en casa, la apertura de este espacio en el bullicioso barrio de Gracia se convirtió en la sucesión natural.
Con una esencia castiza y bodeguera, ofrecen una variedad de tapas frías y calientes, destacando por su calidad y minuciosidad al detalle en la selección de proveedores y productos con la intención de que los clientes conozcan y aprecien la calidad y procedencia de cada producto. Su carta, breve pero sustanciosa, se adapta a las estaciones del año, ofreciendo siempre opciones frescas y deliciosas tanto en platos fijos como en sugerencias fuera de carta.
El lema «Algo sencillo pero de calidad» define su enfoque, atrayendo rápidamente a los amantes de la buena comida. Desde el uniforme azul distintivo de los empleados hasta los pequeños detalles como el logo de la rana en una silla o las copas serigrafiadas con el nombre del local, cada aspecto del lugar refleja su cuidado por ofrecer una experiencia auténtica y acogedora. La excelencia se refleja también en su gran selección de vinos, que complementa a la perfección la oferta gastronómica.
Comenzamos nuestra aventura gastronómica con un clásico: la torta de Inés Rosales, un verdadero deleite que nos transportó a los sabores de siempre. Pero fue la coca de sobrasada de buey y miel la que realmente nos sorprendió, una explosión de sabores y contrastes que cautivaron nuestro paladar.
Continuamos con otro plato emblemático, la tostada de stracciatella con anchoa. A pesar de su aparente simplicidad, la calidad del producto hablaba por sí misma en cada bocado.
El siguiente en la lista fue el clásico de cualquier bar: la ensaladilla rusa. Elaborada con patata asada, zanahoria, atún y mayonesa, y coronada con un huevo duro rallado a la perfección. Lo mejor de todo es que puedes personalizarla con una variedad de toppings, desde anguila ahumada hasta caviar de trucha. ¡Las opciones son infinitas!
Y uno de nuestros favoritos fue sin lugar a duda la croq fondue de jamón, su versión de la croqueta tradicional pero para dipear. Esté cremoso caliente como es la masa de croqueta de casa juega con la nostalgia de esos dedos que se nos escapaban de pequeños al ver a nuestra abuela cocinandolas.
La pasión por la excelencia en la materia prima se refleja en cada detalle, como en el pan con tomate, elaborado con el famoso pan de payés de la panadería Montserrat Forner, aclamado como el mejor de Cataluña en 2022.
Luego, probamos un exquisito queso cremoso con apionabo asado, uvas tintas y atún ahumado como topping. Un plato fresco y delicioso, con el apionabo como estrella, acompañado de almendras fritas para darle el toque final.
Y para coronar la experiencia, el ganache de chocolate 75%, una receta del padre del chef del establecimiento, Alberto Ibáñez, que ha endulzado los paladares desde 1989 en su propia pastelería en Castellón.
Todo fue acompañado por un vino blanco que irradiaba calidez y se deslizaba suavemente por el paladar: La Petita Lia. Recomendamos encarecidamente dejarse guiar por el conocimiento del equipo para crear una experiencia de lo más maravillosa.
En Fino Bar, podrás disfrutar de una excelente comida en compañía de amigos, pareja o familia. Es el lugar ideal para compartir entre platos tradicionales con productos de calidad, pero con un giro en sus sabores, ofreciendo así un toque innovador que deleitará tu paladar.
Dirección: Carrer de la Torrent de les Flors, 113,Barcelona
Horario: de miércoles a jueves de 19.00 -00.00h, los viernes de 19.00 a 00.30h, sábados de 12.30-16.00 y 20.00-00.30h y los domingos de 12.30-16.00h.
Precio medio: 30€
Texto: Marta Soteras
Fotos: cedidas por el restaurante