Con sólo abrir la puerta de Galú te inunda un olor a pan crujiente y pasta recién hecha. Estas son las premisas de este peculiar restaurante italiano especializado en la cocina siciliana: una comida de origen y elaborada de primera mano por Niko, el chef que comparte este proyecto con su pareja Michelle. Él ha trabajado detrás de los fogones desde los 15 años y la suya es una cocina de nivel, ejecutada con mimo y elaborada por productos artesanos de primera.
Vinieron desde Nueva York para materializar su pasión mutua por la cocina, partiendo de unos valores muy arraigados que querían plasmar y transmitir en cada uno de sus platos.
Primeramente, desean hacer comprender que detrás de cada “plato” hay una gran dedicación mediante un intenso trabajo en la elaboración de la materia prima para que en cada bocado se perciba y se deguste la auténtica comida siciliana, apostando siempre por lo original y haciendo partícipes a los clientes de cada paso en la elaboración del producto.
Y es que una de sus premisas es el contacto directo con cada una de las personas que cruzan la puerta de su restaurante para hacerlas sentir como en casa.
Después de un rico aperitivo a base de un delicioso pan recién salido del horno con un chorrito de aceite y unas gustosas aceitunas, no puedes olvidarte de probar las alcachofas a la plancha con pesto de albahaca y pecorino romano, la caponata siciliana, que consiste en un estofado siciliano de berenjenas agridulces, y el carpaccio de solomillo de ternera, rúcula y parmigiano.
Pero, ¿lo mejor?: sin duda sus pastas frescas hechas a mano como el Pappardelle allá Norcia con salchicha, chalota, trufa negra y nata. El Risotto del día también te sorprende agradablemente haciéndote descubrir sabores muy especiales combinando, por ejemplo, calabaza, guisantes, burrata, pistachos y salchicha nduja que le aporta el toque picante.
Un clásico siciliano que nunca puede faltar es la Melenzane allá parmigiana, un milhojas de berenjena con una salsa de tomate casera y parmigiana, un plato tradicional de la gastronomía italiana y muy mediterráneo.
Y para acabar un auténtico postre italiano como el Cannolo a base de ricotta dulce, pistacho y pepitas de chocolate, todo esto dentro de una crujiente galleta frita.
Su logo habla por sí mismo; una típica piña siciliana, símbolo de la calidez, la hospitalidad y la sencillez, valores que Niko y Michelle saben concretar y transmitir desde Galú creando platos que hacen las delicias de todo tipo de paladares.
Carrer del Rosselló, 290, 08037 Barcelona
Precio medio 20-25€
Horario: de 13:00h a 15:30 h y de 20:00h a 23:00h de lunes a domingo. Martes cerrado
Texto: Maria Acero
Fotos: Eric Clua