Brasil es de esos amores a primera vista, un flechazo, que te conquistan el corazón gracias a su inmensa belleza y contagiosa alegría. Su gastronomía es tan solo uno de sus muchos encantos, que acompañada de buena música nos seduce por su exotismo, variedad y colorido. Tanto el Amazonas, como el océano Atlántico nutren al país más grande de Sudamérica de una amplia variedad de frutas, verduras y pescados que aportan mucho sabor a su cocina. ¡Apúntate a un cautivador recorrido por las especialidades brasileñas!
La gastronomía regional auna toda la materia prima que tienen a su alcance de ahí que encontremos preparaciones de pescado con salsas de frutas tropicales como el maracuyá o sabrosos granizados de caña, açaí u otras especialidades amazónicas. Pero sin duda una de las mayores fuentes de nutrición del país viene de las palmeras, que no hay pocas, pues de ellas se aprovecha el palmito, el coco, etc. Por ello, muchos de los platos bandera del país usan sus insumos, como en la empanada o el pastel de palmito. Si quieres degustar los mejores, pasa por el barrio chino de São Paulo, en locales como Yoka. Además, en cada esquina podemos encontrar carritos donde venden estas y otras delicias como el bolinho de bacalhau o de carne, coxinha rellenas de queso o pollo y el popular pão de queijo, una masa de harina de yuca.
Sin embargo, el plato más conocido es la feijoada, un guiso de frejoles negros con cerdo y que se acompaña con repollo, arroz y farofa. Pero es un plato que varía mucho gracias a los diferentes tipos de verduras y frejoles que existen en Brasil, por tanto puedes encontrar el combinado perfecto incluso para vegetarianos. Además, la gastronomía brasileña también nos deja una gran variedad de pescados, cocinados tanto a la brasa, fritos o al horno y acompañados normalmente de verduras, plátano, arroz y ensalada. Uno de los más populares es la lula, un tipo de calamar que suele presentarse empanado, con salsa picante o de mostaza dulce, delicioso en el restaurante frente al mar de Paraty: Harpazo o en Sarau, lugar perfecto para escuchar música brasileña y saborear la mejor cocina. Otra de las especialidades es el delicioso molho en salsa de maracuyá del Restaurante Lonier & Garouopas en Ilha Grande, donde también podrás disfrutar de música en directo. Más al norte podemos probar el acaraje, masa de frejol rellena de camarón o la moqueca, un guiso de pescado.
Pero si quieres ahorrar, solo tienes que ir a un sabroso mercado como el de São Paulo y probar la mejor comida casera, incluso también podrás encontrarla aún más barata en las calles de cualquier ciudad. No te vayas sin probar las exquisitas tapiocas, una masa elástica realizada con el agua de la mandioca y que al tener un sabor muy neutral, se puede rellenar tanto de cosas saladas como dulces. Lo cierto es que la mandioca es una de las estrellas de la cocina brasileña pues con su harina se hacen los platos más auténticos del país como el pão de queijo, la farofa para la feijoada, o el cuzcuz paulista, a base de huevo, palmito, verduritas e incluso gambas.
Y como todo buen primer amor tiene que ser dulce, Brasil lo logra gracias a sus variados postres así como a sus exóticas bebidas: agua de coco, jugo de frutas tropicales como el maracuyá, lima, pitaya, entre otras y por supuesto el cóctel estrella: la caipirinha a base de cachaça y zumo de limón. Para los mejores amantes hay que cerrar el viaje con un buen granizado de açaí, una fruta típica del Amazonas que parece una mora y con la que se hace una especie de helado. Con el cacahuete también podemos probar delicias como la Paçoquinha o el Pé de moleque. Y para los más dulceros, el Brigadeiro, hecho a base de leche condensada y chocolate o la cocada preparación de coco y azúcar.
Fotografía y texto: Laura Torres