China, una tierra lejana, con un pasado dinástico que hizo mella tanto en su cultura como en su gastronomía, ya que el emperador contaba con más de 2.000 cocineros, un país enorme donde se fusionan las nuevas tecnologías y la modernidad, con la tradición y la vida apacible en zonas rurales….
Y para alimentar a ni más ni menos que a más de un millón de habitantes, en un país comunista, con una cultura gastronómica ancestral, es necesario el uso de alimentos básicos de producción autóctona como el arroz, la soja, el jengibre y otras raíces o el té. Además de utilizar otros ingredientes que a nosotros nos resultan algo extraños a la par que exóticos como: bambú, cilantro, hongos, cebollita verde y especias como el sésamo, pimienta de Sichuan… Pero también aprovechan cualquier parte de diferentes tipos de animales, por tanto, llega un momento, bastante rápido quizá, en que ya no sabes qué estás comiendo. Los chinos tienen el don de saber mezclar todo a la perfección con salsas y especias, pues fueron quienes inventaron la técnica de usar salsas hace más de 3000 años.
Cuando te das cuenta que no sabes qué pedir porque no entiendes la carta, que desconoces completamente los alimentos que están cocinando y que además debes de tener cuidado con las posibles consecuencias estomacales posteriores, es el momento en que resulta imprescindible elegir los mejores sitios para comer. Lo bueno, es que si te acostumbras rápido a los condimentos, quieres ahorrar y eres muy intrépido, podrás comer por entre 1 y 5€ sin ningún problema.
Recorrer las calles de cualquier gran ciudad supone sortear diferentes olores procedentes de las cocinas más diversas. Descubrirás toda clase de puestos de bichos en pinchos, de carretillas con brasas donde preparan toda clase de carnes, frutas, jugos, tés, tiendas especialistas en la venta de una especie de longanizas de cerdo que comen a cualquier hora y en cualquier parte como un snack…
Pero a pesar de las diferencias, si hay algo que nos acerca a esta cultura, es que al igual que en occidente la comida es el núcleo de muchas celebraciones y festividades. La gastronomía china es una de las más variadas, muestra de ello son sus muchos estilos: Guangdong, usa ingredientes frescos pero también otros como aves, ratones, serpientes e incluso gatos; Shandong, caracterizada por cocinar muchos productos marinos; Sichuan, la más picante y por último Huaiyang más delicada y sabrosa. Además de otros como el vegetariano, el medicinal o el de palacio, más similar a la antigua cocina imperial.
Los platos más típicos que no te puedes ir sin probar son: el dim sum unos bocaditos que se suelen tomar con te; sopa de aleta de tiburón; Siew Yhok, cerdo asado cocinado al vapor; El Zong, se elabora con hojas de bambú que son rellenas de arroz; Shahe Fen, unos fideos típicos de la región cantonesa; arroz salteado al wok, el hot pot, la fondue estilo chino y el popular pato Pekín. Beiging Duck es el restaurante más conocido por su pato Pekín, eso sí, tienes que ir con calma pues suele tener una espera de 2 horas para conseguir mesa.
Para el “hot pot”, te recomendamos ir con amigos, así se hará mas divertida la experiencia. El funcionamiento de esta comida es simple, tienes diferentes salsas, unas más picantes que otras, diferentes condimentos crudos y otros a la espera de ser cocinados. Al sentarte en la mesa notarás algo extraño, y es que en su centro hay un gran caldero hirviendo a fuego lento con diferentes verduras y mucho caldo, tu tarea consistirá en meter en dicha sopa los ingredientes que te apetezcan y pidas: bambú, fideos, gambas, pato… Posteriormente tendrás que jugar a pescarlos, mezclarlos con la mejor salsa y disfrutar. Los mejores sitios son: Red Bowl y Nan Men Hot Pot.
Y para terminar la aventura con algo dulce atrévete con el helado frito, barba de dragón (típico algodón de azúcar), pastel de luna o el Nian Gao (un pastel que se prepara para el año nuevo chino).
Texto y fotografía: Laura Torres