México D.F., 16 de diciembre de 2015, 26ºC.
Hace calor, el cielo está despejado y el tráfico es insoportable. En esas fechas lo más recomendable es moverse por el barrio, no recorrer grandes distancias, y sobre todo, no convivir mucho con la bola de consumistas enajenados quemando sus tarjetas en sus compras navideñas. Un buen plan para evadirse de esta vorágine urbana es ir por un helado artesanal a Glace.
Si estás en el centro o en la Roma, es visita obligada. En el último año han proliferado muchas heladerías, y Glace ha conseguido mantener el listón alto gracias a su producción artesanal, la elección de productos de calidad y orgánicos y sobretodo, gracias a la pasión e intención que hay detrás de cada uno de sus sabores. Mauricio es de los afortunados que pudo hacer de su hobby una profesión y tras aprender el know how italiano y francés, decidió hacer su reinterpretación mexicana inspirada en la técnica francesa.
El resultado es un helado fresco, libre, atrevido, que sabe a lo que su nombre indica, exento de conservantes, emulsificantes y estabilizantes. Un verdadero deleite para el paladar.
Junto con Dulce, su socia, cada domingo experimentan con nuevos ingredientes de temporada creando un sabor nuevo. Muchos funcionan, otros son demasiado exigentes para un público aún no del todo maduro. Los niños son a menudo los que más se atreven a probar sabores diferentes. Las mujeres suelen estar más atraídas por lo dulce, los hombres por lo salado.
Los clásicos nunca fallan, como la vainilla o el chocolate, por ejemplo. Sin embargo, hay tantos sabores que llaman la atención y que al probarlos le dejan a uno sin aliento, que recomiendo visitar el lugar más de una vez por semana y sustituir el plan de ir por un café por ir por un helado. Cada sabor tiene algo muy particular y te sumerge en un mundo único. El de lavanda con miel da la sensación de estar comiendo sus flores, el de jengibre es sutil y sobrio y el de cardamomo es dulce y elegante a la vez. Los sabores salados son la nueva tendencia. A saber, el de brie con un toque de mermelada o el de sal de mar, ambos exquisitos. Para los amantes de los helados de fruta, el sorbete de naranja con albahaca es especialmente refrescante.
En ocasiones también hacen sabores ad hoc. Para uno de sus clientes restauradores, por ejemplo, hacen un helado de parmesano que el restaurante sirve con ensalada.
La competencia está muy reñida y es difícil tener un sabor preferido así que más bien hay que guiarnos por nuestros impulsos del momento a la hora de escoger.
Glace
Mérida 215, col. Roma Sur, México D.F.
Horario: Lunes a sábado, 12:00 – 20:00
Domingo, 12:00 – 19:00
Barrio Alameda: Dr. Mora 9, col. Centro, México D.F.
Mismos horarios
Texto: Livia Arroyo Cella
Fotos: Guénola Bally