GLASSERIE -New York

Glasserie se erige en la mera frontera entre Queens y Brooklyn, al borde del precipicio de Greenpoint con el Pulaski Bridge. Es la planta baja y patio interior de un edificio que muestra el severo encanto y la salvaje austeridad de una antigua fábrica de ladrillo rojo de ventanas inconmensurables en una calle adoquinada. Aquí, hoy por hoy, son pocos los establecimientos que le hacen competencia y este oasis urbano se envuelve con la atmósfera ensoñadora de una ciudad desierta. Pero no os dejéis confundir. Quien viene aquí sabe lo que busca.

Tanto su menú, como su dueña, Sarah Conklin, beben de influencias israelíes y de oriente medio, en un mezcolanza de platos frescos, saludables y cuidados al detalle. Este lugar es para paladares finos. Pongamos por caso, la coliflor rostizada con queso fresco, el estofado de habas acompañado de virutas fritas de cáscara de patata o los espárragos con ricotta y salsa de ajo verde. Entre las carnes, el pollo es un éxito absoluto y va acompañado de guisantes capuchinos y dukkha (un platillo muy popular en los mercados de Egipto consistente en especias y frutos secos granulados).

Aunque el verdadero festín y líder absoluto del lugar es el conejo, una carne renegada al olvido y poco común en los menús de Nueva York que aquí retoma toda su fuerza. Una apuesta firme del chef israelí Eldad Shem Tov. Es un plato muy copioso de 78$ del que comen de tres a cuatro personas y que sirven con una larga lista de platillos pequeños (como el delicioso yogur de limón). Al plato principal le acompaña un estofado del mismo conejo dentro un pan de challah (un clásico pan judío) sobre una base de garbanzos; un manjar delicioso.

Daros un paseo en bici o a pie hasta el entorno industrial de Glasserie, en una zona poco transitada y un tanto desconocida. Adentraros sin brújula ni reloj . Vale la pena. Tu cuerpo sonreirá. La materia prima es de buenísima calidad y la cocina sólo hace que revestirla de cariño.

GLASSERIE