Estamos acostumbrados a que cada producto nos venga en un tamaño determinado. Es decir, a que un packaging te obligue a gastar una cantidad estipulada. ¿Y si sólo necesitas un poco? ¿Qué pasa si sólo quiero un puñado de arroz integral, un bol de muesli, un cuenco de miel o un pellizquito de curry? Si sólo quisieras ese producto para una cena en concreto, una nueva receta o, simplemente, para probarlo un día, ¿por qué el sistema no te deja elegir la cantidad?
Aquí entra en juego Gra de Gràcia, una tienda en Gracia que, aunque a granel suene a término obsoleto, es bien útil; tanto como vía de ahorro monetario como de residuos ya que sólo compras lo que necesitas. A Sara Ingelmo, su propietaria, siempre le ha interesado la nutrición, los trucos de la abuela y los productos de herbolario. Así que ella misma quería emprender un negocio en el que pudiera reunir todo esto: «Quise hacer yo misma el estudio de mercado. Me ponía, durante todo el día, en la esquina donde estaba el local que me gustaba e iba apuntando en mi libreta el número de gente que pasaba. Incluso en invierno, con orejeras, iba anotando mi posible clientela».
En Gra de Gràcia podrás encontrar múltiples arroces, cafés, cereales, mieles, mermeladas, sales, especias, caramelos, frutos secos, deshidratados, harinas, galletas, hierbas aromáticas, legumbres, aceites, olivas, pastas, azúcares, tés e infusiones, incluso vino y cervezas artesanas. «Para los clientes es un juego. Se sienten muy libres porque pueden huir de la compra estandarizada», dice Sara, que habla orgullosa de la aceptación de los vecinos: «Mi clientela es muy variada, desde el joven estudiante que vive en un piso compartido y compra lo que comerá ese día o la señora mayor que ya no puede cargar y se lleva la cantidad de lentejas que necesita, hasta la familia entera en la que cada miembro tiene un tipo de alimentación y necesitan variarla».
Aquí, tú decides lo que quieres y eres responsable de lo que compras. Seguro que en tu casa tienes mil botes de especias en la estantería que ya ni huelen, ni saben, y lo único que tienen es polvo. Y te acuerdas de la receta que aquel año te dio por probar y para la que necesitabas una cucharada de enebro que allí se quedo, muerto de risa.
Si necesitas una «mijita» de cúrcuma para experimentar con la cocina india, un «puñaíco» de quinoa para variar el cereal de tu dieta o una «cucharadita» de tahín para marcarte un buen hummus, no hay problema, son cantidades que en Gra de Gràcia no sonarán a chino.
gracia@granel.cat
Texto: Alba Yañez
Fotos: Cecilia Díaz Betz