Granja Vendrell

En 2019 esta emblemática granja situada en calle Girona 59 cerró sus puertas con más de 100 años de historia, pero, lo que no se esperaba nadie es que su nueva dueña Arianna Grau la volviera a resurgir cuál ave fénix. Ahora no sólo irás a comprar su nata (y mermeladas, y mantequilla…), si no que querrás pasar allí el día entero.

Arianna tuvo claro desde el principio que quería mantener la esencia, tanto en la decoración, como al hacer la reforma ( con un gusto espléndido) como en la elaboración de los productos y recetas. Incluso mantuvo sus letras en la pared y tiene un gran anécdota con ellas: durante un fin de semana desaparecieron, pero el mismo ladrón arrepentido se las devolvió días después para que pudiera ponerlas de nuevo.

Las mesas de mármol, los grandes espejos, las lámparas originales, las cristaleras y todo el aire art deco te hace sentir muy agusto y ves el mimo y respeto con el que ha tratado Arianna de conservar su autenticidad sin imponer estilo modernos tan típicos de Barcelona.

Desde las 8:30h pues disfrutar del más placentero de los desayunos dulces o salados: bikinis de calidad, cafés de especialidad, tostadas con mermelada casera, croissants con mantequilla de pistacho, bizcochos diferentes cada semana o su mítico briox con nata casera.

Al mediodía empieza otra ronda de exquisitos platos con una delicada carta escrita a mano entre lo que destaca una lengua de ternera con verdes acompañado de focaccia con mantequilla de cilantro, ensalada de remolacha, kale y granada, estofado de cordero, pez limón con verduras de temporada o un bikini de bonito curado con queso de cabra. Todo esto servido con una selección espectacular de vinos naturales.

A futuro, Arianna también quiere reivindicar como buena italiana la hora del aperitivo; antes de cenar hay una hora mágica que se tiene que instaurar, para tomar un vino natural, algo de picoteo ligero o si ya se te hace tarde terminar cenando temprano.

La idea de Arianna es que a partir de ahora se pueda ir a comer y beber a cualquier hora del día y que siempre guardes sitio para comer ( o llevarte a casa) la célebre nata que corona este lugar.