No es muy común que dos personas que nunca se han dedicado a la restauración unan sus fuerzas para montar un restaurante en Barcelona, pero esto cambia al ser ellas dos hermanas y, sobretodo, unas auténticas apasionadas de toda la cultura japonesa en general y de su gastronomía en particular.
Es así como Ruth y Rebeca iniciaron el proyecto de HaHa, poniendo el alma, la mente y todas sus fuerzas en emprender la creación de un restaurante japonés de alta calidad, un proyecto realmente especial que reuniera la esencia de una de las culturas más sofisticadas del Lejano Oriente y que ofrece una riqueza culinaria sin parangón por sus múltiples elementos.
Con la idea de buscar ideas e inspiración ambas viajaron a Japón y lograron recorrer una extensa ruta gastronómica pasando de la taberna más recóndita hasta restaurantes de estrella Michelin, buscando en cada una de sus paradas aquello especial que definía el lugar, desde los tipos de corte del pescado, las mil y una maneras de preparar el sushi o los suntuosos platos imperiales, productos e ideas para la creación 360 del proyecto.
Así fue como consiguieron, bajo el nombre de HaHa, madre en japonés, crear un espacio sencillo, dónde sentirte a gusto como en casa, bien acogido y en un entorno realmente cálido. HaHa encaja perfectamente con lo que querían transmitir, entendiendo la figura de la madre como alguien que no solo te da de comer sino que te ofrece todo su mimo y cariño, sincero y profundo homenaje a todas las madres de familia.
La esencia de este restaurante está en mezclar la tradición milenaria con la última novedad en todos los aspectos, tanto en el espacio, el concepto o en la misma comida respetando al máximo la tradición, pero adaptándola a los nuevos tiempos, algo muy propio de la sociedad japonesa actual.
Su voluntad era la de crear un ambiente sencillo pero elegante y sofisticado dando la importancia que merecen los pequeños detalles y, alrededor de esto, poner especial énfasis en el valor de compartir, uno de los valores más arraigados en la comida japonesa. La forma en que se ha realizado no es otra que la de sentarse alrededor de una mesa para degustar conjuntamente cada elaboración, una mesa redonda llena de pequeños platos fácilmente combinables.
Pero lo más importante, al fin y al cabo, es que lo que degustes sea de la mejor calidad y Ruth y Rebeca quieren crear una experiencia holística detrás de cada uno de los platos de la carta al comer con una vajilla de cerámica diseñada expresamente para HaHa, consiguiendo así unas auténticas obras de arte sin haber una sola pieza igual y contextualizando el lujo sin entenderlo como algo extravagante, sino comprendido como el cuidado de los pequeños detalles que acercan el resultado al cliente sensible.
Y, como buenas anfitrionas, nos presentan una carta que cambia según la estacionalidad de los productos y sin escatimar para conseguir la mejor calidad.
Una de sus creaciones es usuzukuri de toro con erizo, un auténtico manjar marino de gran suavidad e intenso sabor, al igual por ejemplo, que el Nigiri chef selection, compuesto por siete piezas con diferentes tipos de pescado y con un topping perfectamente escogido para cada uno en la parte superior.
El Hotate Kobachi es una combinación de vieira sobre tofu con texturas muy amables al paladar, al igual que el arroz yakimeshi con anguila del delta del Ebre, una deliciosa combinación marina al estilo mediterráneo.
Más parecido al conocido sushi, pero dándole siempre su toque original, presentan el futomaki de soft Shell crab con cangrejo de cáscara blanda y con una dulce salsa de miso.
Los postres están un poco olvidados dentro de las cartas japonesas, pero en HaHa quieren darle la importancia que se merecen con delicias tan sabrosas como el helado de sésamo negro, coulant sin gluten con helado de violeta, sorbete de yuzu o con una fusión de sabores nacionales e internacionales como es la matcha catalana.
Como dirían en el país del Sol Naciente, Omake! , es decir, Buen provecho!
HaHa
Carrer de París, 175, 08036 Barcelona
Ticket medio: 40-50€
Menú mediodía: 18,90€
Texto: Maria Acero
Fotógrafa: Andrea Invierno