Ya hace más de 3 años que abrió a un paso de la Gran Vía madrileña un trocito de Japón en forma de izakaya, o traducido al español, taberna japonesa. Aunque este fantástico lugar tenga ya cierto rodaje en la capital no deja de sorprendernos y siempre es una buena excusa para visitarlo, aunque recomendamos no ir solo pensando en sushi, pues el Hattori (y Japón) tienen mucho más que ofrecernos.
Al cruzar las cortinas que cubren la entrada nos trasladamos a las tradicionales tabernas del país nipón y nada mas entrar nos encontramos una manhoru, que son las famosas alcantarillas japonesas, que no pasan desapercibidas por ser autenticas obras de arte y es que el restaurante esta lleno de detalles, como la forma de sentarse, en unas mesas hundidas a la altura del suelo, de forma que nos sentamos casi en el mismo suelo, aunque estas mesas están adaptadas al publico occidental y si cuentan com espacio por debajo para no tener que comer de rodillas. Como no solo hemos venido a ver, si no también a comer, nos sentamos y nos pusimos a ello, empezando con unas clásicas vainas de soja denominadas edamame por su preparación y una mugicha, un te frío de cebada que nos pudo acompañar durante el resto de la comida.
Para empezar pudimos degustar unas fantásticas tostadas crujientes de arroz y tapioca con láminas de ventresca de atún rojo toro, chutney de mango y nieve agria de licopeno que deboramos en dos fantásticos bocados, para pasar a unas maravillosas vieiras de Hokkaido curada en alga kombu con holandesa de mentaiko – huevas de abadejo- y tsukudani de kombu, con un toque picante pero con un contraste de la holandesa fantástico que crea un juego de texturas explosivo en la boca. A continuación probamos un clásico japonés cuando comemos por la calle, el takoyaki de pulpo, unas bolitas de base de trigo fritas que se pueden rellenar de varios productos, aun así, el de pulpo es el mas clásico.
Antes de pasar al postre acabamos con un plato que, de momento fuera de carta, pero que seguro que no entrará entre los mas solicitados, la lasaña coreana de cangrejo con wantan frito y arroz salvaje, que combina diferentes texturas y tiene un sabor realmente exótico. Y para acabar con exotismo, que mejor que el postre, la okinawa, un gel de curry frutal, espuma de coco, helado de yuzu, bizcocho de coco y gel de lima kaffir, de sabor y presentación sensacional que no decepciona como punto final para este viaje por Japón mas allá del sushi.
Calle Mesonero Romanos, 17, Madrid
Horario: Domingo a jueves de 1:30pm a 12am / Viernes y sábado de 1:30pm a 1am
Precio medio: 10-15€
Texto y foto: Diego Díez