Coctelería Hemingway

Jazz de fondo y la leyenda del Madrid clásico, aquel que encandiló a la plana mayor del Hollywood dorado se cita hoy en Hemingway, el speakeasy del Hotel NH Collection Madrid Suecia, inspirándose en el literato americano, asiduo de este hotel durante sus continuas estancias españolas y donde dejó buena parte de su impronta. Ahora, camuflado entre las paredes de un baño subterráneo, el clandestino de Hemingway nos deslumbra entre un sinuoso juego de espejos y terciopelos rojos. Allí los decorados nos recuerdan a los años 20 y 30, décadas en las que los estadounidenses encontraban cobijo fuera de sus fronteras para eludir la Ley Seca.

Un siglo después somos nosotros los que nos dejamos seducir por una coctelería clásica, cargada de ambiente e historia, en la que Chema Insausti, head bartender del local, nos hace de maestro de ceremonias. Allí, bajo las reminiscencias art decó de la decoración, Chema prepara cócteles tanto del repertorio clásico como el Negroni o el Boulevardier hasta inspiraciones pedidas por el cliente, al que tras una breve conversación, consigue encontrarle el punto exacto de la copa que pide.

De las creaciones propias, una se alza por encima de todas las demás: el Hemingway Daiquiri, un cóctel a base de ron blanco –guiño a la pasión caribeña del escritor- que se remata con un toque de licor de marraschino, zumo de pomelo rojo, sirope y zumo de lima. Junto a él también destaca el Clandestino, otro de los abanderados del local, que nos sumerge en ron añejo, chambord, clara de huevo, limón y que necesita de la técnica del dry-shake para emulsionar el huevo.

Haciendo gala de ‘mixing’, y nunca mejor dicho, Hemingway compagina lo mejor de la tradición con lo más innovador de la vanguardia. Prueba de ello también es su ajetreada vida nocturna, sirviendo con frecuencia como sala de fiestas para algunas de las sesiones más relevantes de la noche madrileña. Blind o la Sesión Jupiter son sólo una pequeña parte del ambientazo que los fines de semana se cita entre las insonorizadas paredes del Hemingway –perfecto también para los huéspedes del hotel-, haciendo las delicias de todos los que por allí pasan, ya sea para disfrutar de la noche madrileña o para disfrutar de la alta coctelería desde bien entrada la tarde.