Bajo los mismos cimientos donde se sustentaba el flamante Céleri de Xavier Pellicer se levantan ahora las bases de Hetta (calor en sueco), una cocina moderna que lleva el sello de Olof Johanson, chef ejecutivo de Tribu Woki.
Y es que no es fácil trabajar en un local que en su día albergó tanta sabiduría como la del propio Pellicer. Una presión que desaparece con la primera bocanada de humo escapándose por el extractor de una cocina que respira juventud. Una actitud lozana que se traduce en una combinación de platos, cada cual más apetecible, en elaboraciones cuidadas y trabajadas ante la expectante mirada del comensal; que observa intrigado mientras espera hincar el tenedor.
Una mezcla de respeto y superación que todos cargan con orgullo con el fin de ofrecer una verdadera propuesta gastronómica capaz de embriagar a todo aventurero en busca de nuevos sabores y texturas. Y esto es Hetta, productos orgánicos trabajados con pasión que varían según la temporada; sumados al protagonismo de vinos naturales y ecológicos de proximidad.
Su carta más bien parece un rompecapezas, un mapa descifrable gracias a una leyenda de iconos que nos explican a la perfección el punto de cocción de cada uno. Una escala Fahrenheit que va desde un simple gazpacho hasta un canelón de centollo.
Nos adentramos en este pequeño mapamundi con nuestra primera parada; un cóctel gratinado de centollo. Un delicioso manjar servido en el propio crustáceo. El siguiente destino, una yema de huevo marinada con suero de Parmesano y botarga. Para mojar y limpiar el plato.
Con ganas de continuar este particular viaje gastronómico, nos deleitamos con la estrella de la casa, un tomate cocido a la cal con gel de albahaca y cebolla frita. Un auténtico climax. Eso sí, no podéis marcharos de Hetta sin pedir sus alas de pato laqueadas con hoisin de cereza y praliné de avellanas con leche de coco. ¡Sensacionales!
Y ya para terminar nos perdemos en el fondo de un Risotto de espárragos blancos. Una cucharada de sabor que nos hace delirar. Sin duda, una experiencia única que no puede acabar sin un postre; así que seguimos su recomendación y nos atrevemos con una nube de manzana ácida, merengue con almíbar y lima.
Así es Hetta, una propuesta gastronómica moderna que poco tiene que envidiar a su antecesor capaz de catapultar nuestras papilas gustativas hasta el mismísimo cosmos. Un restaurante que maneja a la perfección los tiempos de cocción en donde disfrutar de un verdadero viaje culinario.
Passatge de Marimon, 5, 08021 Barcelona
Horario: Lunes a Sábado de 13.30 a 16 y 20.30 a 23.30 horas / Domingo cerrado
Precio medio: 30€
Texto: Alejandro Moneva
Fotos: Anel González