Si te va la marcha, las ciudades luminosas y un tanto extravagantes, Hong Kong te espera. Una mezcla muy interesante entre la cultura china y en general asiática, con influencias de diferentes países y por supuesto vestigios de sus años bajo la influencia británica, que podemos observar tanto en su gastronomía como en su estilo de vida. Por ello, se ha convertido en un destino culinario perfecto.
Últimamente el famoso protectorado hongkonés está en boca de todos y no es para menos, dadas las circunstancias. Pero nosotros nos vamos a centrar solo en su propuesta gastronómica, que no es poca. Por un lado, esta ciudad nos atrajo por su clara influencia cantonesa, taiwanesa y de otros países asiáticos además de europea. Con esta fusión nace una cocina con variedad de sitios y estilos, por lo que se ganó el título de: paraíso gourmet. Muchos la conocen como la feria mundial de la comida, pues puedes encontrar las combinaciones más extravagantes y difíciles. En la ciudad más cosmopolita de China, todo es posible.
Hong Kong si puede definirse de alguna forma a nivel culinario es como el paraíso de la comida callejera. En cada esquina podemos encontrar un puesto de pinchos, brochetas, dim sum o cualquier otro snack, tanto dulce como salado. Por tanto, si eres de estómago resistente y te van las experiencias intensas, tienes que adentrarte en: Mong Kok, barrio conocido por sus luces y miles de restaurantes o pasear por la zona del mercado de Temple, el paraíso de la cocina de calle. No es fácil determinar un sitio pero sí algunos platos suculentos como el famoso dim sum, unos bollitos de arroz cocidos al vapor y rellenos de diferentes cosas: carne, pescado, verduras… pero te dejamos algunas recomendaciones: El One Dim Sum Chinese o Mak’s Noodle.
Si quieres probar la cocina más casera solo tienes que ir a Australian Dairy, un restaurante cutrísimo y abarrotado de chinos, pues resulta que es uno de los más conocidos de la ciudad por sus sopas. Nosotros fuimos a lo simple, pues el menú es complicado de entender: sopa de pollo, con huevo y jamón. Lo acompañamos de un delicioso sándwich de huevo y para beber sus clásicos tés que no sabremos nunca de qué son. Para algo más sofisticado… el cangrejo tifón, receta típica de las tradiciones marineras, se trata de un cangrejo frito con aceite de especias picantes, un clásico en Under Bridge Spicy Crab. Otra alternativa es el asado de ganso del restaurante Yung Kee, o puedes darte un homenaje en Tim Ho Wan, el restaurante con una Estrella Michelin más barato del mundo.
Si te quieres adentrar en la verdadera tradición china reserva mesa en: Luk Yu Teahouse, Lan Fong Yuen o Sing Heung Tuen; y para una propuesta más moderna y delicada: Duddell’s, Old Balley, Happy Paradise o Fukuro.
Por supuesto no te vayas sin apreciar los grandes contrastes de Hong Kong, para ello solo tienes que llegar a la isla de Lantan y descubrirás el pueblo de casas flotantes: Tai O. Una gastronómica tradicional, basada en la pesca y sobre todo en las conservas y especies marinas en salazón, podemos encontrar casi cualquier cosa en sus mercados, desde un pez globo hasta un pulpo secados a la sal. Es un lugar barato y perfecto para degustar las especialidades del país: el pincho de pescado, una masa con curry que se fríen y se sirve picante.
De postre también hay muchas opciones, de nuevo las mejores son las callejeras. Desde el típico waffle hongkonés, de huevo de pato y lotto. Es una bomba calórica pero está delicioso, al que podrás añadirle helado o diferentes siropes. Pero si lo que te apetece es refrescarte y matar el duro calor veraniego de la ciudad, entonces, sin lugar a dudas tienes que aventurarte con uno de los tés fríos de burbujas. En España también se han puesto muy de moda pero en Hong Kong es una locura, hay de miles de tipos, con o sin espuma, con o sin sirope, con o sin burbujas, y por supuesto de toda clase de sabores y mezclas completas. Para mi el de fruta de la pasión fue el mejor.
Si no quieres arriesgarte entonces elige entre la gran variedad de zumos y licuados de frutas que tienen: mango, caña, piña, sandía, fruta dragón… puedes probar cada día uno, son todos exquisitos. Y por supuesto no te puedes ir sin comer una tarta de huevo y uno de los famosos pasteles de luna (mooncake), tradicionalmente se preparaba en otoño para celebrar la observación de la luna. Es elaborado con una pasta de semillas, horneada y muy suave.
Texto y fotografía: Laura Torres