Una de las muchas cosas con las que uno se sorprende al viajar a Japón es la comida de plástico. Nos referimos a esas reproducciones de platos reales, hechas de plástico, que se exponen en las vitrinas de la mayoría de restaurantes. Estas «esculturas» son tan realistas que hasta que no las miras de cerca, no se descubre «el pastel».
Lo que hace Jessica Dance es similar pero mucho más cálido, ya que recrea platos, de sobra conocidos, usando lana. Típicos desayunos ingleses, fast food y cenas festivas componen su particular menú «bajo en calorías, pero alto en lana». Esta directora de arte de Londres, especialista en crear escenarios hechos a mano para diversas publicaciones, comenta «estoy disfrutando mucho de hacer punto a máquina, aunque es una actividad que no casa muy bien con los meses de verano. Es muy satisfactorio hacer tu propio tejido». Después de capturar las imágenes con el fotógrafo David Sykes, Jessica suele desprenderse de estos confortables alimentos regalándolos a clientes o amigos.
Lo mejor para entrar en calor este invierno no será tomarse una sopa, sino abrazarse a uno de estos hot dogs.
Texto: Gemma García