El corazón del glamour y la seducción del vicio, así es como se describen las pinturas fotorrealistas de Kate Brinkworth.
Esta ilustradora, por llamarlo de alguna manera, sabe mejor que nadie lo que una foto significa. Busca sus lados más escondidos, cómo se capta la esencia de la imagen y las ideas que la envuelven. Empezó viendo escenas de películas tras las cuales quiso recrearlas ella misma coleccionando objetos como dados, insectos, cámaras, cartas o botellas. Jugaba con naturalezas muertas y con iluminaciones pero el fotorrealismo llegó a su mente y la imaginación se disparó.
Conseguir que una copa de cristal parezca real no es nada fácil, pero ella consigue que los colores queden mejores incluso que los de verdad, los detalles de cada elemento formna un halo en cada dibujo que te descoloca. La naturaleza de los licores, los vasos y sus juegos de saturación reflejan la tentación, su atractivo y la elegancia. Los dados son el azar, el destino donde está atrapada esa persona que se encuentra detrás de la obra, sobre la cuál Kate siempre se pregunta ¿quién es la persona que se bebe esa botella de whiskey?, ¿quién es el pensador que explora el mundo a través de la lupa? O ¿Quién escribió esa carta?.
Con sus increíbles óleos y su técnica precisa Kate Brinkworth ha expuesto varias veces en Reino Unido y America del Norte desde 2001, y parece que seguirá cultivando su buena fama mientras sepa continuar engañando nuestra percepción de cada uno de sus cuadros.
Texto: Alba Llamazares